viernes, 29 de abril de 2016

CAPITULO SEIS

Angie no había estado más asustada en su vida. El hombre que estaba a su espalda la tenía inmovilizada del brazo. La arrastro lentamente hacia la puerta de la calle, donde otro hombre los estaba esperando en un coche en marcha. Aquello no podía estarle pasando...no podía dejar que le pasara. Sentía una navaja en las costillas y pensó que estaba al borde de la muerte. Si aquel hombre conseguía llevarla hasta el coche ya no tendría escapatoria. Moriría. El coche en el que los estaba esperando el otro hombre era un lujoso sedan color gris metalizado, tanto el hombre que estaba en su interior como el que la agarraba a ella vestían elegantes trajes.
A pesar de su miedo, Angie pensó que se habían hecho millonarios sin escrúpulos. Lo malo era que eso significaba que no les importaría deshacerse de ella. Había una oportunidad, casi insignificante, de que pudiera escapar antes de que ese hombre la subiera al coche. En cuanto este abriera la puerta del edificio, tenia que guardar la navaja y si ella era rápida y mantenía la calma, podría escapar. Intento tranquilizarse, no podía permitir que la invadiera el pánico. Tenia que recordar lo que había aprendido de sus compañeros detectives, los pequeños movimientos que podían salvarle la vida. Aquellas lecciones podían servirle.
Rezo en silencio para que su agresor la soltara. Repasaba mentalmente una y otra vez el movimiento que iba a hacer esperando que llegara el momento oportuno. Todo marchaba bien. Lo sintió aflojar la presión de sus manos y reír. Disfrutaba con el miedo de Angie. La puerta ya estaba cerca y hacia ella se dirigió el hombre levantando la mano con la que estaba agarrando la navaja para poder abrirla. Y en cuanto empezó a soltarla Angie hundió con fuerza el codo en el diafragma del hombre. Este bajo el mentón y Angie le dio un puñetazo en la nariz.
Reaccionando con rapidez Angie se aparto y salió corriendo a la calle en dirección a la gran avenida. ¡Gracias a Dios era mediodía y había gente por todas partes! Aquellos hombres no se arriesgarían a perseguirla entre la multitud. Angie corrió con todas sus fuerzas sin mirar hacia atrás. Se metió entre un grupo de gente que estaba esperando que cambiara el semáforo para cruzar la calle. Por el rabillo del ojo vio que un coche se dirigía hacia ella. ¡No, pensó aterrada, ellos no...!
— ¡Angie!
La chica se volvió. Era Nicola en su Mercedes.
— ¡Nicola!
Cruzo corriendo la calle, se metió en el coche y lo abrazo con fuerza. Nicola la estrecho en sus brazos. Había estado a punto de volverse loco. Iba corriendo a la agencia con la esperanza de llegar antes de que los detectives salieran a almorzar y haíia visto a Angie corriendo mientras un coche se alejaba a toda velocidad. Había tenido que elegir entre proteger a Angie o seguir al coche...pero no lo había pensado dos veces. Beso a Angie en la boca antes de soltarla.
—Por poco me atrapan —murmuro Angie sin aliento —Un hombre me ha agarrado por la espalda cuando salía de la oficina. Me ha puesto una navaja en las costillas...
—Dios —gimió Nicola y la abrazo.
—Jazmin me había enseñado a defenderme de alguien que me atacara por la espalda
Continuó Angie, alzando la cabeza en el pecho de Nicola
—He recordado como se hacía y le he cogido desprevenido y he salido corriendo —sonrió —Ha sido muy emocionante
Añadió con la mirada brillante buscando los ojos de Nicola
—Ahora entiendo por que... ¿Nicola?
Nicola acababa de aparcar el coche, agarraba con fuerza el volante y tenia la mirada perdida.
—Ya ha pasado todo —dijo Angie con suavidad y apoyo su cabeza en la de Nicola.
Beso con ternura su boca, su nariz, sus ojos cerrados.
—No ha sido culpa tuya —musito —se te ha olvidado que me habías dicho que no podía salir a comer con Jazmin.
—No se me ha olvidado —contesto —He salido con tiempo suficiente para llegar a la oficina antes de que salierais a comer, pero en el camino se me ha pinchado una rueda.
—Nicola —murmuro.
—Déjame abrazarte, Angie —contesto con voz desgarrada —No hables. Solo déjame abrazarte.
Angie obedeció. Nicola se sentía culpable, aunque Angie no entendía por que. Ella no lo culpaba. Lo beso en el cuello y estuvo a punto de decirle que para ser un hombre que no la amaba, parecía estar bastante asustado, pero lo pensó mejor y se quedo callada. Nicola suspiro y Angie levanto la mirada. Nicola la miro preocupado y le pregunto:
— ¿Te ha hecho daño?
—No —le aseguro con mirada brillante —Pero yo si le he hecho daño. Creo que le he roto la nariz.
—Bueno —silbo —tendré que hablar con Jazmin.
—Tú nunca has querido enseñarme a defenderme —contesto a la defensiva.
—Me alegro de que lo haya hecho ella. Voy a premiarlos a ella y a Harold con todas las pizzas de anchoas que puedan comerse.
—Que bien. ¿Puedes comprarme una a mi?...Me estoy muriendo de hambre.
—Pobrecita, no has almorzado
La acomodo en su asiento y le abrocho el cinturón de seguridad
—Ya vamos a comprarte una pizza.
Angie lo miro con adoración y Nicola tuvo que hacer un gran esfuerzo para no abrazarla otra vez. No le gustaba mirarla cuando no podía ocultar lo que sentía por ella, pues Angie podía pensar que estaba enamorado y eso era ridículo, desde luego...La beso en la boca con suavidad.
—De ahora en adelante, cuando yo saiga de la oficina, me asegurare de que alguien se quede cuidandote. Lo siento, Angie, lo siento muchísimo.
—Ya te he dicho que no ha sido culpa tuya —le sonrió antes de añadir —Bésame otra vez.
—Hay demasiada gente —contesto Nicola señalando a las personas que iban por la calle.
—Podemos comer en el apartamento, ¿no?
—No, no podemos —contesto con cariño al ver la expresión de Angie —En primer lugar, necesitas recuperarte de lo que te hice anoche y en segundo lugar —añadió adoptando una expresión mas dura —de ahora en adelante vas a dormir en tu cama, no en la mía. No dejare que vuelva a suceder lo de anoche.
— ¿Por que no? —pregunto Angie con suavidad.
Nicola le acaricio la barbilla y contesto preocupado:
—Porque no quiero compromisos. Nunca olvidare que he sido el primer hombre con el que has hecho el amor. Pero tú necesitas mucho más y yo no creo en el amor. Todas mis ilusiones están rotas.
—Puedes cambiar de opinión. Puedo acostumbrarme a ti.
—Ya te has acostumbrado a mí, pero no puedo casarme contigo. Escúchame, Angie. Crees que me amas, pero no tienes ninguna experiencia con los hombres. Algún día el sexo no será suficiente para ti. Querrás tener hijos.
—Te amo, Nicola —contesto Angie.
—No sabes lo que es el amor —contesto tranquilo —Crees que amor significa dos personas en una cama.
—Anoche éramos mucho más que dos personas en una cama. Hicimos el amor, Nicola. Lo hicimos de una forma tan hermosa que estoy segura de que no te gustaría que otro hombre me acariciara como lo hiciste tu.
Nicola cerró los ojos. Angie tenía razón, pero no podía decírselo. Debía guardarse sus sentimientos.
—Fue solo sexo —contesto con frialdad obligándose a mirarla —Y tienes suerte de que yo sea estéril podías haberte encontrado con graves problemas.
—A mi no me parecerían tan graves —contesto sonriendo.
—No tiene sentido seguir discutiendo —contesto Nicola y puso el motor en marcha —Tenemos que informar de lo que te acaba de pasar, en la comisaría mas cercana. Asalto a mano armada. ¡Voy a meter a ese desgraciado en la cárcel hoy mismo y de ahí no saldrá esta vez, aunque tenga que pedirles a mis colegas que rodeen el juzgado! —concluyo enfadado.
Angie se echo a reír al verle tan indignado.
— ¿Como puedes reírte? Dios, acaso no te das cuenta de que le ha faltado muy poco para matarte?
—Si, lo se. Y recuerdo que he pensado que no te volvería a ver —añadió mirándolo con adoración.
Nicola miro a otra parte. Últimamente había tenido demasiados sustos y todos relacionados con el hecho de perderla. Arranco el coche, encendió un cigarrillo y no volvió a pronunciar palabra hasta que llegaron a la comisaría. Jazmin estaba exultante desde que se había enterado de que Angie se había salvado gracias a sus lecciones Nicola había estado de un humor de perros durante el resto del día, aunque le había dado a Jazmin una recompensa por lo que le había enseñado a Angie. No podía quitarse de la cabeza a los hombres que la perseguían. Nunca había sentido tantas ganas de matar a alguien. Como estaban los detectives en la oficina, Nicola aprovecho para ir a la comisaría para hablar con el sargento que se estaba haciendo cargo del caso.
—Todavía nada —le dijo el sargento —Tenemos soplones por todas partes, pero ese par de ratas no se en que agujero se han escondido. Probablemente saben que después de lo que acaban de hacer vamos a detenerlos. ¿Sabes que tu secretaria ha tenido mucha suerte? Tomboy, el que la ha intentado meter al coche acaba de librarse de la cárcel por falta de pruebas en un asesinato. Estoy seguro de que la hubiera matado si hubiera conseguido subirla al coche.
—No lo dudo —contesto Nicola muy serio.
No quería seguir pensando en eso
—le ofrezco a mis detectives para que ayuden a localizar a esos tipos. No quiero que Angie siga corriendo peligro.
—Agradecemos la ayuda —contesto el sargento Graves —Con tu experiencia, sabrás que nuestra gente no es suficiente. La gente parece no darse cuenta del tiempo que lleva seguir a un sospechoso. Y esos dos tipos son proveedores de los grandes. Uno de ellos tiene contactos con el bajo mundo.
— ¿Tienes alguna dirección?
El sargento sonrió, escribió algo en un papel y se lo entrego a Nicola.
—No sabes de donde ha salido esta dirección, ¿de acuerdo?
Nicola asintió y se puso de pie para despedirse.
—Buena suerte.
—Ambos la necesitamos.
Cuando volvió a la oficina Nicola le entrego la dirección a Adams, además de algunas instrucciones. A la hora de cerrar la agencia se aseguro de no perder de vista a Angie hasta que llegaron al apartamento. Nicola dejo su chaqueta en un sillón con un gesto que a Angie empezaba a resultarle familiar. Adoraba estar a su lado, vivir con el y era dolorosamente consciente de que cuando atraparan a los hombres que querían silenciarla, tendría que volver a la soledad de su apartamento. Palideció al pensarlo. Nicola se volvió y le pregunto al ver su expresión.
— ¿Qué pasa?
—Estaba pensando que cuando atrapen a esos hombres, tendré que volver a mi apartamento.
Nicola frunció el ceño. El tampoco quería pensar en eso. Los últimos días al lado de Angie habían sido maravillosos y no solo porque habían hecho el amor, sino porque disfrutaba viviendo con ella.
—Supongo que tu te alegraras —continuó Angie intentando parecer despreocupada —Ya no te encontraras mi ropa en el cuarto de baño, ni mis zapatos debajo del sillón...
—Eso no es verdad —contesto Nicola —Voy a echarte de menos. Y creo que tú también vas a echarme de menos. Pero nos acostumbramos a eso hace mucho tiempo.
— ¿Te refieres a cuando te hirieron?
—Si —asintió Nicola —entonces convivimos muy de cerca hasta que yo conseguí alejarte de mi lado.
—Pero ya no te tengo miedo —le sonrió con tenura.
Nicola la abrazo.
—Esto tiene que terminar —le dijo con amargura —Ya te lo advertí, no quiero compromisos.
Angie le rodeo el cuello con los brazos y apoyo la mejilla en su pecho. Estaba dispuesta a disfrutar al máximo de aquellos mementos. Al menos, los recuerdos serian dulces.
— ¿Puedo dormir contigo esta noche?
—Me encantaría —contesto Nicola —Pero no. Eso solo empeoraría las cosas. No debemos estar mas cerca de lo que hemos estado. Ya será demasiado doloroso estando como están las cosas.
Angie abrió la boca para protestar, pero Nicola la silencio poniendo un dedo sobre sus labios.
—Crees que me amas —continuó él —pero todo cambiara cuando vuelvas a tu apartamento y retomes tu vida. Entonces te parecerá que todo ha sido una pesadilla.
—Lo de anoche no fue una pesadilla.
—Lo se
La beso en la frente con infinita ternura
—Pero fue solo una noche. Con el tiempo lo olvidaras.
¿Lo olvidaras tu? —pregunto Angie.
Nicola se volvió como si no la hubiera oído y pregunto:
— ¿Quien cocina hoy? Me apetece una hamburguesa. Varias hamburguesas —se corrigió —El trozo de pizza que hemos comido no ha sido suficiente.
—Yo preparare las hamburguesas —se ofreció Angie.
—Siempre cocinas tú, eso no es justo.
—Lo es si se tiene en cuenta lo mal que cocinas tu —contesto Angie dirigiéndose hacia la cocina.
—Feminista.
—Es solo cuestión de puntos de vista.
Preparó unas hamburguesas especiales que Nicola miro con recelo cuando se sentó a la mesa.
—Pruébalas antes de hacer comentarios en contra —le aconsejo Angie.
Nicola entrecerró los ojos y probo una.
—Son diferentes —dijo.
—Sheyla me ha enseñado a prepararlas. Lo aprendió de su jefe.
—Hace mucho que no vienen por la agencia. Logan Deverell es uno de nuestros mejores clientes. Tansy, su madre, me mantiene en nomina.
—Esa mujer esta loca, ¿verdad? —Dijo Angie —Siempre metida en problemas. Logan siempre esta preocupado por ella.
—Si la amarrara a un poste, dejaría de preocuparse.
—Si, pero entonces ya no recurriría a nosotros.
— ¡Sería la ruina!
—Echo de menos a Sheyla —suspiro Angie y lo miro —Se desmayaría si se enterara de que estamos viviendo juntos.
—No vivimos juntos —señalo Nicola.
—Claro que si, aunque sea temporalmente —replicó Angie.
Nicola termino sus hamburguesas y ella le pregunto
—Supongo que no podremos ir al rancho este fin de semana.
—No podemos arriesgarnos —contesto.
— ¿Por culpa de los narcotraficantes?
—No, Angie —replico el con calma —Porque hemos sido amantes y Beryl no esta ciega, Nuestra forma de mirarnos nos delataría. Es una mujer muy anticuada —hizo una mueca al ver que Angie se ruborizaba —Y tu también. Y yo —su mirada se oscureció —Y a pesar de eso, me gusta haber sido el primer hombre con el que has hecho el amor. Atesorare ese recuerdo durante toda mi vida.
—Yo también —contesto con suavidad mirándolo a los ojos —Decías que no podias ser tierno, anoche fuiste increíblemente cariñoso. Me deseabas tanto...
—Quería mimarte —contesto emocionado —Quería que tuvieras un recuerdo dulce, algo que borrara el miedo que te infundí la primera vez que te bese — se encogió de hombros —Además quería averiguar si podía prodigar ternura.
—Creo que no ha quedado ninguna duda al respecto —contesto Angie.
Nicola la miro con carino.
—Eres como me imaginaba —le contesto el —Dulce y cariñosa, abandonada a mis brazos.
Angie se ruborizo.
—No me arrepiento de nada. Nunca me arrepentiré.
Nicola desvió la mirada. Podía haberle dicho lo mismo, pero estaba empezando a excitarse.
—Tengo trabajo. ¿No te importa que te deje sola?
—Voy a ver un programa especial sobre lagartos —contesto Angie.
— ¿Lagartos? —pregunto extrañado.
—No se por que, pero siempre me han fascinado. Sobre todo los dragones de komodo. ¿Los conoces? Son grandes y tienen áspides dentadas...
—Y un órgano de Jacobsen muy desarrollado —añadió él sorprendiéndola —Si, también me interesan los lagartos y en general todo lo relacionado con los animales.
—Supongo que porque también crías ganado.
—Me gustaría llevarte al rancho otra vez —confeso Nicola buscando su mirada —Pero Beryl te haría sentirte incomoda.
— ¿Tu crees que se puede ser feliz? —pregunto Angie de pronto.
—Quizá si. Pero yo no puedo olvidar el fracaso de mi matrimonio, Angie. Sin embargo, al principio Francesca y yo fuimos felices, aunque en determinado momento dejamos de preocuparnos el uno por el otro. En el amor no hay garantía de nada, creo que pensaría de otro modo si pudiera darte un hijo. Pero no puedo y no creo que podamos hacer que esta relación funcione. Tengo miedo de aceptar el reto, ¿me comprendes?
—Crees que soy demasiado joven —suspiro Angie mirándolo con timidez —No se si sentirme halagada o insultada. Te quería cuando tenía diecinueve años y te quiero ahora —sonrió con tristeza — ¿Como puedo dejar de quererte, Nicola?
Nicola apretó los dientes; no sabia que contestar así que se termino el café y se levanto.
—Deja los platos, yo los lavare después.
—No importa...
—Estas en mi casa —le recordó con frialdad —Estoy acostumbrado a lavar platos y a cocinar. Hace años que vivo solo —acto seguido se dirigió a su estudio.
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—Es realmente como si tuvieras una sombra
Le dijo Jazmin dos días después en la oficina
—Nicola nunca te quita los ojos de encima y si sale, me deja a mi, a Nick o a Adams vigilandote. Pobre de ti, supongo que tendrás ganas de que esto termine. Vivir con Nicola debe ser como vivir en el infierno. Menos mal que no sueles hace vida social, si no ya te habrías vuelto loca.
—Supongo que si.
—Nicola podía haber sido tu hermanastro, ¿verdad? —Pregunto Jazmin —Todos sabemos que tu padre y su madre iban a casarse, así que eso hará que resulte más fácil estar en su casa. Es como si fuerais familia.
Angie contesto que si, aunque era mentira. Nicola no era familiar suyo, NICOLA ERA LA LUZ DE SU VIDA, aunque no estuviera dispuesto a darle lo que Angie deseaba: MATRIMONIO Y COMPAÑÍA. Nicola temía que ella fuera como Francesca, que terminara haciéndole la vida imposible porque no podía darle un hijo. Pero ella, Angie, no seria así. Entendía que a Nicola le molestara no poder ser padre, pero eso no era el fin del mundo. Ella lo quería muchísimo y después de convivir con él no podía imaginarse lo que seria volver a vivir sola. Aunque Nicola no parecía tener el mismo problema Si le preocupaba su relación, no lo demostraba. Por las noches se mostraba amable, pero nunca deseoso de buscar su cercanía. Pasaba casi todo el tiempo en su estudio y cuando no estaba allí, estaba en su habitación. La distancia que los separaba iba agrandándose poco a poco. Nicola estaba decidido a sacarla de su mente y aunque Angie quería seguir unida a él, no podía conseguirlo sin su ayuda.
—Angie, ven aquí un momento, por favor —le dijo Nicola a la mañana siguiente señalándole su despacho.
Allí se encontraba también Nick. Era el hermano de Jazmin y ex-agente del FBI. Nicola le había convencido para que trabajara en su agencia, si Angie no estuviera enamorada de Nicola, probablemente lo estaría de Nick.
—Vamos a obligarlos a actuar —le dijo Nicola a Angie sin más preámbulos —Nick ha estado con un hombre que tiene una pista e información que podemos utilizar y le ha dado algunas pistas sobre sus movimientos. Te vamos a utilizar de señuelo, cariño y esos tipos vendrán a buscarte.
—Gracias —suspiro Angie —Siempre he sabido que me querías, Nicola. De verdad.
Nick se echo a reír, pero Nicola permaneció muy serio y añadió
—Estarás a salvo porque nosotros te estaremos vigilando. Es lo único que se me ha ocurrido para no darles ventaja. No podemos quedarnos sentados esperando que vuelvan a actuar. Eso es muy peligroso.
— ¿Que quieres que haga? —pregunto Angie con calma
—Primero te dispararon, después quisieron secuestrarte para liquidarte y conseguiste escapar —murmuró Nick —Es una pena que Nicola no quiera contratarte como detective, Angie. Eres una detective nata.
—Díselo, díselo a Nicola —contesto señalando a la oficina —Piensa que no sirvo para esto.
—No hace falta ser detective para recibir un disparo —le informo Nicola.
—No, pero si para escapar de un asesino en potencia —contesto Nick —Algunos de nuestros mejores detectives no habrían...
—Mira, cambiemos de tema —le interrumpió Nicola con suavidad —Angie, esto es lo que quiero que hagas...
Y procedió a ponerla al corriente. Le contó donde y como iban a tender la trampa. Angie estaba tan nerviosa como asustada, pero se recordó que ya se había enfrentado a los dos tipos que habían querido liquidarla. Estaba segura de que podía mantener la calma en situaciones peligrosas. Al menos estaría fuera de peligro cuando todo terminara. Y también estaría fuera de la vida de Nicola, a juzgar por la prisa que tenía por resolver el caso. Aquel fin de semana, Nicola se mostró desacostumbradamente inquieto.
—Ven, salgamos de aquí —le dijo mirándola —Ponte algo.
—Ya llevo puesto algo
Contesto señalando sus pantalones vaqueros y su sudadera.
—Bueno, ponte un abrigo y botas. Tengo ganas de montar a caballo.
— ¿En donde?
—En el rancho —murmuro y la vio sonrojarse —Es el día libre de Beryl —le informo —Además así, podremos mantener las apariencias en publico. De hecho, Jazmin se cree que estoy convirtiendo tu vida en un infierno.
¿Y no es cierto? —pregunto Angie.
Nicola se volvió y contesto:
—Anda, vamonos. No podemos quedarnos aquí sentados todo el día.
Y si no la tocaba, menos, pensó ella con amargura pero no podía negarse a pasar un día entero en compañía de Nicola. En el futuro cada momento pasado a su lado seria un recuerdo muy preciado. Cogió un anorak, se puso unas botas y le siguió. Era un día frío y se alegro de haberse puesto el anorak cuando llegaron al rancho de Nicola. Sus esfuerzos por no caerse del caballo hicieron reír a Nicola, aunque el caballo en el que la había montado era tranquilo y a los pocos minutos Angie consiguió dominarlo. Llevaban un rato cabalgando cuando vio que Nicola se movía molesto en la silla y le pregunto preocupada:
— ¿Te duele la espalda?
—Desde hace algunas noches
La miro sonriendo con amargura y ella le miro tan preocupada que se echo a reír
—Oh, Dios.
— ¿Te molesta? —pregunto.
—La espalda esta bien —le aseguro —Un poco rígida, pero se pone así cuando trabajo mucho. Te aseguro —agrego en tono mas suave —que me duele mas la espalda por lo que hicimos juntos que por el trabajo de rutina.
—Ya veo
Contesto Angie después de aclararse la garganta y desvió la mirada.
—Cobarde. Tu eres la que ha sacado el tema —le cogió la mano y la beso —Gracias por el regalo que me entregaste aquella noche.
Angie se ruborizo, no fue capaz de pronunciar palabra. Nicola detuvo los caballos y cuando Angie se atrevió mirarlo continuó
—Me sentí como un verdadero hombre —le dijo lentamente —Aunque no pudiera darte un hijo.
—Nicola —contesto —un hijo no es la única razón por la que dos personas se casan.
—Quiza no —contesto —Pero el hecho de no poder tenerlo puede destruir un matrimonio —su expresión se endureció —Destruyo el mío
— ¡Yo no soy Francesca! —exclamo Angie.
—De eso no hay duda. Ella no me soportaba en la cama y tu...Dios, tu...
Beso la palma de la mano de Angie y cerro los ojos
—Nunca había sentido nada igual —concluyo bruscamente.
A Angie le sorprendió la emoción que se reflejaba en la voz de Nicola.
—Creía que para un hombre no había tanta diferencia entre una mujer u otra.
—Estuve a punto de perder el conocimiento en tus brazos —la miro y dijo con voz enronquecida —Cuando pienso en aquella noche me excito.
También ella, Angie miro a Nicola esperando que se rindiera a lo que sentía, pero el ruido de unos caballos que se acercaban le hizo volver la cabeza. Nicola le soltó la mano.
— ¿Quienes son? —pregunto Angie al ver acercarse a dos jinetes.
—Cole Everett y King Brannt
Encendió un cigarrillo y sonrió cuando los jinetes se detuvieron a su lado. Nicola sabia que lo habian visto con Angie y que se habían acercado para verlo mejor. Tanto Cole como King sabían que era bastante raro que Nicola llevara una mujer a su rancho.
—Bonito día
Comento Cole y recorrio a Angie con la mirada con evidente admiración.
—Si, bonito día —dijo King.
—Esta es Angie Lucero Arizaga —les inforrnó Nicola con exagerada paciencia —Angie para los amigos, su padre iba a casarse con mi madre antes del accidente. así que ella es...de la familia. Y también mi secretaria en la agencia.
Cole Everett se echo hacia atrás el sombrero y miró con curiosidad a Nicola.
—Bien —dijo Cole y se volvió hacia Angie —me alegro de conocerte —le sonrió con cariño.
—Yo tambien —coincidió King Brannt.
Angie les sonrió tímidamente.
— ¿Como esta Heather? —Le pregunto Nicola a Cole — ¿Sigue dando clases de canto?
—Y escribiendo canciones —replico Cole —Ha vendido hace poco un tema a un grupo llamado Desperado, de Wyoming y el cantante del grupo ha ganado otro Grammy gracias a la canción. Heather esta encantada y también nuestros hijos —rió —Están en una edad en la que la música parece ser lo único importante.
—A mis hijos también les encanta —comento King —Dana tiene un teclado y Matt una batería Shelby prefiere salir al jardín cuando ensayan. El año que viene irán a la universidad. Los hijos de Cole veces vienen a ensayar con los míos y creo que un día me voy a volver loco con tanto ruido.
—Los mando a tu casa para que en la nuestra haya un poco de paz —explico Cole —Shelby le ha dicho a Heather que le gustaría tener otro hijo. ¿No crees que ya estas un poco viejo?
—Mira quien habla, abuelo —contesto King y miro con curiosidad a Nicola — ¿Estas pensando en volver a casarte?
Nicola ni siquiera pestañó.
—No. ¿Querías algo más, aparte de ver de cerca a mi invitada?
—Quería comentarte que deberíamos comprar otro toro —le recordó Cole —King va a vender uno, pero necesita comprar otro. Como tú y yo estamos preparados para vender, King ha pensado que podíamos hacer un trato en cuanto tengas tiempo, discutirlo...Hoy no, por supuesto —añadió al ver como lo miraba King.
Nicola soltó una carcajada.
—Esta bien —dijo —Hablare contigo la próxima semana.
Para entonces esperaba haber atrapado a los narcotraficantes que amenazaban a Angie y ella se habría ido ya a su apartamento.
—Esta bien —contesto King —Y en cuanto a lo de cambiar tu toro por el mío, ni lo sueñes —añadió sonriendo burlón a Cole.
—Ves demasiadas películas de Adriano Wayne —señalo Cole —Hasta hablas como el.
—En cualquier caso —dijo King arqueando una ceja —No vas a conseguir venderme un toro cansado.
—¿Crees que seria capaz de hacerle algo así a un amigo? —pregunto Cole haciéndose el ofendido.
—Claro —contesto King y miro a Nicola—, y también que Nicola te ayudaría.
— ¡Menudos amigos! —contesto Angie riendo de buena gana.
—Oh, por supuesto que lo somos —concedió King —Pero ya sabes que los amigos pueden ser mucho mas peligrosos que los enemigos.
—Lo tendré en cuenta —murmuro Nicola.
— ¿Vas a quedarte mucho tiempo en el rancho? —pregunto Cole —Estoy seguro de que a Heather le encantara verte. Supongo que tu trabajo debe ser muy interesante —miro a Angie —Nicola nunca habla de eso —señalo a Nicola con el dedo.
—Es la única forma de mantener a la clientela —contesto Nicola —Nos vamos dentro de un rato, pero a lo mejor traigo a Angie otro día.
—Esta bien. Bueno, entonces nos vemos el próximo fin de semana.
—Me alegro de haberlos conocido —dijo Angie antes de alejarse de allí.
Cole Everett les sonrió siguió a King. '
— ¿Tus amigos hace mucho que se casaron?
—Años —replico Nicola —Sus hijos ya son adolescentes —continuo con una dura expresión —Será mejor que volvamos.
Angie apoyo la mano en el brazo de Nicola y dijo con suavidad:
—No permitas que esto te afecte, Nicola, los hijos no lo son todo.
—Lo son si no puedes tenerlos —contesto el y lamiro fijamente —Dime que no quieres tener hijos, Angie —la reto con frialdad.
La mirada de Angie se nublo por la angustia y el dolor, pero el no lo interpreto así, maldijo por lo bajo y se adelanto. Angie lo siguió…En ese momento ella supo que Nicola no iba a ceder, nunca se volvería a casar porque no podía soportar la idea de no poder tener hijos. Angie nunca podría convencerle de que podía ser feliz sin hijos. “SU RELACIÓN NO TENÍA NINGÚN FUTURO”. Nicola lo había dejado muy claro sin necesidad de pronunciar una sola palabra. Angie llego al establo sumida en una profunda tristeza. Nicola la vio hacer una mueca y la ayudo a desmontar, pero como siempre, tocarla lo excito. La retuvo a su lado mientras ella murmuraba con suavidad.
—Me gustan tus amigos.
—A mi también
Nicola intento normalizar el ritmo de su respiración
—Tenemos que volver.
—Me ha gustado mucho el paseo —musito Angie.
— ¿Estas cansada?
—Si —contesto —No estoy acostumbrada a montar a caballo, pero me gustaría aprender.
—A mi ahora me gustaría hacer otra cosa —contestó Nicola buscando su mirada —No sabes cuanto te deseo pero no puedo tenerte.
—Nicola...
—No —se aparto —Dentro de uno o dos días habremos resuelto tu problema. Después seguiremos cada uno nuestra propia vida
Y sin más se volvió meter los caballos en el establo. A Angie le sorprendía la facilidad con la que daba la espalda a lo que había ocurrido entre ellos, a su futuro Durante el viaje de vuelta a Houston Angie se sintió más sola que nunca. Afortunadamente, consiguió relegar lo que había ocurrido entre ellos a un rincón de su mente gracias al asunto de los narcotraficantes. Habían preparado una trampa para la noche del día siguiente. Si algo salía mal, podían matarla, pensó nerviosa. Miro a Nicola y se pregunto si le dolería perderla, recapacito y se dijo que estaba siendo injusta con él. Claro que le dolería perderla.
— ¿Que pasa? —le pregunto Nicola al verla preocupada.
—Estaba pensando en la trampa —contesto.
—Trata de recordar que Nick y yo sabemos hacer nuestro trabajo —contesto Nicola después de segundos de silencio —Vamos a cuidarte bien, pequeña. Vamos a atraparlos.
—Estoy segura —contesto Angie sin mucho convencimiento.

Nicola esperaba que todo saliera como lo habían planeado el y Nick. En cuanto los narcotraficantes estuvieran en la cárcel, podría decidir que hacer en cuanto a Angie. Pero de una cosa estaba seguro: tenia que sacarla de su vida antes de que fuera demasiado tarde. No podían seguir juntos, más que nada por el bien de Angie. La quería demasiado para arrastrarla hacia un matrimonio vacío.

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