jueves, 21 de abril de 2016

CAPITULO CINCO

Angie disfrutaba viviendo con Nicola. Le parecía maravilloso sentarse a su lado por la noche a ver la televisión. A Nicola le gustaba vestirse cómodamente y descalzarse, sentarse con una cerveza en la mano a ver películas antiguas. Angie estaba muy tranquila con el desde que sabia lo que sentía por ella. Era emocionante su forma de mirarla, la ternura que reflejaban sus ojos cuando le sonreía.
NICOLA ERA DE NATURALEZA SOLITARIA, UN HOMBRE INTROVERTIDO.
Lo poco que Angie sabia de su vida lo había descubierto por accidente. A Nicola no le gustaba sostener conversaciones intimas, de modo que hablaban de todo, menos de ellos mismos. Pocos días después de llegar al apartamento de Nicola, Angie se encontraba viendo un programa sobre nacimientos cuando el entro a la sala procedente de su estudio. Al ver un embrión en la pantalla, Nicola se volvió inmediatamente decidido a volver a su estudio.
—Puedo cambiar de canal si no quieres ver este programa —le ofreció Angie
Nicola dudo un momento, después miro la pantalla de mala gana. En ese momento aparecía en escena una mujer dando a luz en un quirófano.
—Lo siento
Angie apago el televisor y confeso
—Se muy poco sobre sexo y reproducción en el instituto prácticamente no me hablaron de estos temas. Quería ver como crecían los bebes dentro de sus madres.
—Querrás decir como se engendran —la corrigió.
Angie se ruborizo
—Pero eso no lo han enseñado en el programa, ¿verdad?
—Bueno... —se aclaro la garganta —la verdad es que no.
—Tengo un libro —le dijo Nicola —Se que no te apetecerá leerlo estando yo delante, pero seguro que te parece interesante. Muestra como se debe hacer el amor.
Angie lo miro intrigada.
—No sabía que los hombres pudieran tener dudas sobre eso. Quiero decir... todo eso ya lo sabes tu ¿no?
—Se como tener sexo con una mujer —le contesto desde la puerta del estudio —Quería... saber como se hace el amor.
Aquellas palabras emocionaron a Angie. Nicola parecía estar muy avergonzado.
— ¿Porqué huí de tu lado? —pregunto Angie con calma.
—No te lo tomes como algo personal —la miro y ella sonrió.
—Sin embargo te lo compraste por eso ¿verdad?
—Quizá —dio una calada a su cigarrillo — ¿Y que? —Pregunto beligerante —No creas que quería hacer el amor contigo. Ni quería, ni quiero hacerlo.
—Ahora no tendría miedo —contesto Angie —Eres muy sensual. El día que me besaste en la cocina no intente detenerte.
—Es peligroso hablar así —murmuro —No sabes lo peligroso que es.
—Nicola —lo miro con adoración — ¿alguna vez has pensado en tener hijos?
—No —contesto.
Se ruborizo y volvió a dar una calada a su cigarrillo.
— ¿No quieres tener hijos? —insistió Angie.
Nicola miro sin ver la punta encendida de su cigarro.
—Eso no supondría ninguna diferencia, Angie —contestó después de unos segundos de silencio —No puedo tener hijos.
Angie no asimilo inmediatamente lo que acababa de decir Nicola.
—Francesca quería quedarse embarazada —continuó —Estaba obsesionada con eso. Quizá por eso no podía ser cariñoso como ella. Se ponía furiosa porque no se quedaba embarazada. Me sentía como un animal castrado cuando se negó a hacer el amor conmigo —suspiro débilmente —No podía dejarla embarazada y al final ni siquiera era capaz de hacer el amor —se inclino para apagar su cigarrillo —Si crees que tienes cicatrices por lo que te hice, deberías ver las que tengo yo
Se volvió para entrar en el estudio, pero Angie se levanto inmediatamente y se acerco a el.
—Hay muchísimas razones por las que una mujer puede no quedarse embarazada.
—Francesca tuvo un hijo con su segundo esposo a los diez meses de casarse —contesto cortante.
—No me refiero a eso. A ti te gusta usar pantalones vaqueros, pero dicen que a veces producen infertilidad...
Se ruborizo al darse cuenta de lo que estaba diciendo. Nicola arqueo una ceja y le pregunto divertido:
— ¿No decías que eras virgen? Para ser virgen, sabes muchas cosas...
—Lo acaban de decir en el programa que estaba viendo.
—No siempre uso pantalones vaqueros —le recordó.
—Bueno...
Nicola la recorrió con la mirada. Angie llevaba unos pantalones vaqueros y una blusa verde. Llevaba el pelo descuidadamente recogido, lo que le daba un aspecto joven y sensual.
—Aléjate de mí —le dijo Nicola —Si te toco ya no podré detenerme. Seguiré adelante hasta el final.
Angie le miro a los ojos y se ruborizo. La mirada de Nicola era más excitante que cualquier beso.
—Lo se, Nicola —dijo en voz baja.
Nicola se tenso inmediatamente. Angie lo miro y aquella mirada despertó en Nicola lo que el estaba intentando evitar con desesperación. Angie encontró fascinantes aquellos ojos azules y su expresión así se lo indico a Nicola.
—Me tienes miedo —le recordó Nicola con voz vibrante de pasión —Que no se te olvide.
—Si eres cariñoso, no tendré miedo —contesto ella sin dejar de mirarlo.
Su cuerpo temblaba presa de nuevas sensaciones, de nuevas necesidades. La amaba, lo sabia y quería demostrarle a Nicola que podía ser maravilloso hacer el amor con una persona a la que se amaba. Por su parte, Nicola estaba al borde de la locura, no entendía sus sentimientos. Se sentía a punto de estallar. Angie advirtió su tensión y comprendió que le iba a resultar muy fácil romper sus defensas. Y de hecho así fue. Se acerco a el y la voluntad de Nicola desapareció. Se incline para cojerla en brazos y la llevo a su habitación, cerro la puerta con el pie y la dejo en la cama. Se tumbo a su lado y la recorrió con la mirada. Angie correspondió entreabriendo su boca en gesto de sumisión.
—Te dolerá —le dijo el.
—Lo se—murmuro ella.
Con manos temblorosas Nicola se quito la sudadera.
—Aunque cambies de parecer cuando empiece a acariciarte, ya no podré detenerme —le dijo —me comprendes?
—Te quiero Nicola —musito Angie —Te amo con todo mi corazón. Nunca he dejado de amarte, ni siquiera el día que me besaste...
—Angie...
Nicola se emociono al oír aquellas palabras.
—Enséñame. Ámame —dijo con suavidad.
Nicola cerró los ojos y apretó los puños.
—No quiero hacer el amor —gruño — ¡Dios, eres vírgen!
—Te amo —volvió a musitar Angie.
Nicola la miro, resignado a aceptar la enormidad del regalo que Angie le hacia.
—Procurare tener cuidado. No voy a...lastimarte a propósito, me comprendes?
—Si.
Nicola se sentó a su lado y la miro. Le acaricio los labios haciéndola estremecerse de placer.
—No hay regalo mas preciado que el que me ofreces —le dijo con la voz ronca por la emoción —Solo se puede ofrecer una vez la virginidad.
—Y se la quiero ofrecer al único hombre que he amado en mi vida —repuso Angie con ternura.
Nicola enmarco su rostro delicado entre sus manos.
—Yo... no puedo amarte —dijo con amargura —Angie...
Angie sabía que Nicola estaba negando lo que tanto temía.
—No voy a pedirte nada —le prometió —Ni siquiera que me ames. Quiero pertenecerte por completo solo por esta vez. Quiero saber lo que se siente haciendo el amor con una persona a la que se quiere.
Nicola se inclino temblando y la beso. Abrió la boca y deslizo la lengua en la boca de Angie para explorar con ella sus rincones más secretos. Angie sonrió. Nicola la besaba con tanta ternura que estuvo a punto de llorar de emoción. Nicola deslizo las manos por la espalda de Angie, se tumbo a su lado y la atrajo lentamente hacia el mientras deslizaba una de sus piernas entre las piernas de Angie. Angie le acaricio con cariño y sonrió cuando Nicola le acaricio la espalda. Siguió besándola hasta que los labios de Angie estuvieron ligeramente hinchados, después le desabrocho cuidadosamente el sostén para acariciar sus senos. Angie empezó a respirar con dificultad. Nicola había encendido un deseo violento con sus caricias.
—Nunca te había visto desnuda aunque ya te había acariciado así —murmuro Nicola mientras le desabrochaba la blusa.
Angie se sentó mientras Nicola le quitaba la blusa cuando intento volver a tumbarse, Nicola se lo impidió. Empezó a besarla mientras jugueteaba con exquisita ternura con los pezones erectos. Angie gimió y el la miro a los ojos.
—Esto es excitante—dijo con voz insegura —Nunca lo había hecho.
—Yo tampoco —confeso Angie.
—Te deseo, Angie —murmuro Nicola.
Incline la cabeza y lamió sensualmente los pezones de la joven. Angie se sentía volar, sentía un fuego en su interior que solo Nicola podía apagar.
—Si —dijo Nicola y continuó besándola con pasión —Si, pequeña...
Angie le miraba maravillada, asombrada e indefensa mientras Nicola la desnudaba. Después lo observe desnudarse y advirtió que vacilaba.
—No... Importa
Le dijo con voz temblorosa al comprender el motive de la vacilación de Nicola. Vio las cicatrices en su espalda y supo que había otras peores en su pecho
— ¡Te amo!
Nicola se volvió. Angie miró con admiración y asombro su masculinidad antes de dirigir la mirada hacia su pecho y su pierna, que estaban llenos de cicatrices, pero para Angie, que tanto lo amaba, solo eran leves imperfecciones en un cuerpo perfecto. Angie se sentiá completamente a merced de sus propios sentimientos. Nunca había experimentado sensaciones parecidas.
—Eres lo mas bello que he visto en mi vida —le dijo Nicola observándola extasiado.
—Tu también —murmuro Angie.
Nicola se tumbo a su lado. Temblaba por los años de abstinencia y por el deseo que aquella mujer despertaba.
—Te deseo, nena —musito contra el vientre cálido de Angie y le sintió estremecerse bajo sus caricias —Siénteme.
Se froto contra ella y la beso con ternura. La evidencia de su excitación era arrolladora.
—Déjame llenarte —susurro contra la boca abierta de Angie.
La coloco cuidadosamente debajo de el y se abrió paso con la lengua en el dulce interior de la boca de Angie
—Abre tu boca... para mí.
Fue increíble la ciega pasión que la invadió al oír aquellas palabras. Angie no comprendía como podía desearle tanto. Nicola poso la mano en el muslo de Angie y la miro preocupado.
—Siento tener que hacerte daño —jadeo contra la boca de Angie.
La miro a los ojos con pasión
—Quiero ver como te conviertes en mujer —murmuro y sin dejar de mirarla a los ojos la penetro lentamente.
Angie se aferró a los hombros de Nicola y jadeo
—Dime lo que sientes —susurro con voz ronca —Comparte esto conmigo.
—Arde... ¡como fuego!
—No llores, pequeña —se movió sin dejar de mirarla —Solo unos segundos mas...
Angie empezó a temblar. Nicola no apartaba la mirada de sus ojos.
—Ahora va a dolerte mucho. Pero tengo que terminar esto —musito al sentir la barrera que se presentaba.
—No importa, continua —repuso Angie con dolor.
Nicola no se detuvo. Angie lo empujo, pero Nicola no se detuvo. Y cuando Angie empezaba a pensar que no podría seguir soportando el dolor ceso repentinamente. Nicola suspiro y se quedo muy quieto. Sonrió. Angie, que le miraba con los ojos llenos de lágrimas que él seco a besos. Le cubrió el rostro de caricias y besos y murmuro dulces palabras de amor. Angie dejo de aferrarse a los hombros de Nicola cuando ceso el dolor. Sintió que Nicola la penetraba todavía más y lo miro ruborizada. El le sonrió con ternura
—Ahora puedo hacerte el amor, Angie. Ya no va a dolerte
La beso con suavidad y movió sus caderas a un ritmo que la hizo jadear de placer. Al ver que Angie se excitaba, Nicola sintió un orgullo netamente masculino
—Eres muy valiente —le susurro
Empezó a moverse mas rápidamente, asegurándose de que Angie le siguiera. Muy valiente. Ni siquiera has gritado.
¿Nicola? —pregunto Angie de pronto.
—Dejame complacerte —le dio un beso en la boca —Ahora voy a enseñarte. Voy a enseñarte, nena.
Angie era consciente de que Nicola nunca habla hecho nada igual, que nunca había amado como la estaba amando en ese momento. Era como si también el fuera virgen. Lo abrazo con fuerza y sollozo cuando Nicola le dijo que deseaba dejarla totalmente satisfecha. Nicola la miro y al darse cuenta de que Angie estaba llegando un nuevo mundo de placer se movió mas rápidamente para alcanzarla. Nicola nunca había sido tan feliz.
Después permaneció unido a ella, secando sus lágrimas, besándola con ternura, acariciando su cuerpo exhausto. Al cabo de unos minutos, se levanto para llevar a la cama una cerveza que compartió con Angie mientras fumaba un cigarrillo. Nicola no pensaba en la mañana, solo en aquella noche, en la alegría de amar, en la belleza de las palabras de amor que Angie le había regalado. Dejo la cerveza en la mesilla de noche y apago el cigarrillo antes de volver a tumbarse al lado de Angie.
—Ouiero que volvamos a hacer el amor —susurró — Y esta vez será muy dulce. Esta vez vas a disfrutar tanto que vas a gritar de placer.
—Nicola... te amo —susurro con pasión cuando Nicola volvió a penetrarla.
— ¿Ya? —le pregunto Nicola con la voz enronquecida por el deseo.
—Si —jadeo Angie — ¡Ahora, ahora, ya...!
Nicola nunca había sentido nada parecido. Estuvo a punto de derrumbarse al sentir como se habría para el el cuerpo de Angie, al oír sus gritos ahogados cuando la inundo una, dos, tres veces. El nunca se había sentido capaz de aquella potencia interminable, de aquella excitación incansable. Quizá fuera por la abstinencia o por lo que sentía por ella, el caso era que también para Nicola fue como hacer el amor por primera vez. Al final, agotados, se cogieron de la mano y se durmieron. A la mañana siguiente, Angie lo despertó con un beso. Nicola abrió los ojos y la vio sobre el, Nicola gimió suavemente y la tumbo en la cama.
—No —musito Angie cuando comprendió las intenciones de Nicola —Lo siento —dijo con tristeza —pero me duele...
Nicola respiro despacio para recuperar el control. Después acaricio con cariño a Angie.
—Hicimos el amor cuatro veces. Seguro que te hice daño.
—No —contesto ella —Oh, no, no me hiciste ningún daño.
— ¿Pero te haría daño si hiciéramos el amor ahora? —pregunto y le dio un beso en la boca.
—Me temo que si.
Nicola suspiro y se tumbo a su lado.
—Debería habérmelo imaginado. Todavía no estoy suficientemente despierto. Te apetece tomar un café?
—Si. Voy a prepararlo
Al levantarse se dio cuenta de que estaba desnuda y avergonzada se cubrió con la sabana. Nicola comprendió lo que sentía y se levanto para ponerse los calzoncillos y los pantalones.
—Puedes vestirte mientras me baño —le dijo sin mirarla.
Angie le miro con expresión sonadora, deseaba decirle que le quería, pero sabia que el no contestaría, así que decidió callar. La amaba, de eso estaba segura
—Anda —le dijo Nicola ya en la puerta —o llegaremos tarde al trabajo.
—Ah, si, claro.
Nicola no menciono lo que había pasado. Y a Angie no le sorprendió su actitud. Nicola era un hombre que temía manifestar sus sentimientos, aunque los tenla. No estaba seguro de los sentimientos de Angie y ella lo comprendía.
—Jazmin dice que puedo comer con ella mientras trabaja en el caso que les has asignado —comento Angie cuando estaba terminando de desayunar.
—No.
—Por favor, dejarme terminar de hablar. Voy a ser el señuelo. Mientras los demás se fijan en mi, ella seguirá a los sospechosos.
—Eres demasiado vulnerable —contesto Nicola —A Jazmin no la siguen unos narcotraficantes, a ti si. No, no. No quiero perderte de vista. No confío en que nadie pueda cuidarte mejor que yo.
—Esta bien —contesto ruborizada.
—Y no te hagas ilusiones por lo que ha ocurrido esta noche —la miro ceñudo —Ha sido algo irrelevante, me has oído?
— ¿lrrelevante? —pregunto.
No entendía como podía decir que había sido irrelevante algo tan profundo. Nicola también estaba sorprendido de si mismo.
— ¿que esperabas que dijera? —pregunto
— ¿Que es lo mas hermoso que me ha sucedido? —Concedió Angie —Pero lo ha sido. Al menos para mí.
—Te hice dafio.
—Si... al principio —lo miro sonriente.
A Nicola se le acelero el corazón al recordar el placer que habían compartido. Solo mirarla lo excitaba, así que se puso de pie, dejo su servilleta en la mesa y dijo bruscamente:
—Vámonos.
Angie lo siguió sin protestar, envuelta en mil sueños e ilusiones. Sabía que Nicola la amaba. Nicola iba a luchar contra aquel sentimiento, era inevitable, pero al final iba a perder. No podría resistirse a Angie. En cuanto llegaron a la oficina los problemas reclamaron toda su atención y eso fue un alivio para Nicola. Se sumergió en sus casos sin mirar hacia atrás, dejando a Angie ocupada con sus agendas y citas. Los últimos días habían estado tan llenos de novedades que Angie casi se había olvidado de la noche que la habían herido.
Todavía le dolía un poco el brazo. Sonrió al recordar como le había besado Nicola la herida. Ella le había acariciado las cicatrices del hombro, la pierna y la espalda con la misma ternura mientras hacían el amor, le había dicho a Nicola que habían sido ganadas con honor y eso había aumentado su placer. Todavía recordaba sus gemidos de placer. Angie contuvo el aliento. De verdad pensaba Nicola que algo tan hermoso podía ser irrelevante? Ella no y sabia que el tampoco, pero estaba tan asustado que todavía no se atrevía a aceptar que la amaba. El teléfono la hizo volver a la realidad, pero conforme transcurrían las horas su cuerpo le iba recordando la actividad desacostumbrada a la que había estado sometido la noche anterior.
Le resultaba difícil sentarse, pero no se le ocurrió mencionarlo para no despertar las sospechas de nadie. A la hora del almuerzo vio como los demás compañeros salían. Nicola tenía que atender un compromiso a esa hora, así que se quedo sola en la oficina. Seguro que Nicola no había pensado en aquella posibilidad cuando le había dicho que no podía comer con Jazmin. Bueno, cruzaría la calle y entraría a un restaurante a comer un bocadillo. Eso era mejor que quedarse sin almorzar. Se puso el abrigo, salió y cerro la agencia. Todavía no se había dado la vuelta cuando un hombre la agarro por detrás y le tapo la boca con la mano.

—Aquí estas, preciosa —le dijo una voz ronca —Justo a tiempo, ¡y cuando acabe contigo, ya no tendrás ninguna prisa por declarar ante un juez todo lo que viste!

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