Angie
disfrutaba viviendo con Nicola. Le parecía maravilloso sentarse a su lado por
la noche a ver la televisión. A Nicola le gustaba vestirse cómodamente y
descalzarse, sentarse con una cerveza en la mano a ver películas antiguas. Angie
estaba muy tranquila con el desde que sabia lo que sentía por ella. Era
emocionante su forma de mirarla, la ternura que reflejaban sus ojos cuando le
sonreía.
NICOLA
ERA DE NATURALEZA SOLITARIA, UN HOMBRE INTROVERTIDO.
Lo
poco que Angie sabia de su vida lo había descubierto por accidente. A Nicola no
le gustaba sostener conversaciones intimas, de modo que hablaban de todo, menos
de ellos mismos. Pocos días después de llegar al apartamento de Nicola, Angie
se encontraba viendo un programa sobre nacimientos cuando el entro a la sala
procedente de su estudio. Al ver un embrión en la pantalla, Nicola se volvió
inmediatamente decidido a volver a su estudio.
—Puedo
cambiar de canal si no quieres ver este programa —le ofreció Angie
Nicola
dudo un momento, después miro la pantalla de mala gana. En ese momento aparecía
en escena una mujer dando a luz en un quirófano.
—Lo
siento
Angie
apago el televisor y confeso
—Se
muy poco sobre sexo y reproducción en el instituto prácticamente no me hablaron
de estos temas. Quería ver como crecían los bebes dentro de sus madres.
—Querrás
decir como se engendran —la corrigió.
Angie
se ruborizo
—Pero
eso no lo han enseñado en el programa, ¿verdad?
—Bueno...
—se aclaro la garganta —la verdad es que no.
—Tengo
un libro —le dijo Nicola —Se que no te apetecerá leerlo estando yo delante,
pero seguro que te parece interesante. Muestra como se debe hacer el amor.
Angie
lo miro intrigada.
—No sabía
que los hombres pudieran tener dudas sobre eso. Quiero decir... todo eso ya lo sabes
tu ¿no?
—Se
como tener sexo con una mujer —le contesto desde la puerta del estudio —Quería...
saber como se hace el amor.
Aquellas
palabras emocionaron a Angie. Nicola parecía estar muy avergonzado.
— ¿Porqué
huí de tu lado? —pregunto Angie con calma.
—No te
lo tomes como algo personal —la miro y ella sonrió.
—Sin
embargo te lo compraste por eso ¿verdad?
—Quizá
—dio una calada a su cigarrillo — ¿Y que? —Pregunto beligerante —No creas que
quería hacer el amor contigo. Ni quería, ni quiero hacerlo.
—Ahora
no tendría miedo —contesto Angie —Eres muy sensual. El día que me besaste en la
cocina no intente detenerte.
—Es peligroso
hablar así —murmuro —No sabes lo peligroso que es.
—Nicola
—lo miro con adoración — ¿alguna vez has pensado en tener hijos?
—No
—contesto.
Se
ruborizo y volvió a dar una calada a su cigarrillo.
— ¿No
quieres tener hijos? —insistió Angie.
Nicola
miro sin ver la punta encendida de su cigarro.
—Eso
no supondría ninguna diferencia, Angie —contestó después de unos segundos de silencio
—No puedo tener hijos.
Angie
no asimilo inmediatamente lo que acababa de decir Nicola.
—Francesca
quería quedarse embarazada —continuó —Estaba obsesionada con eso. Quizá por eso
no podía ser cariñoso como ella. Se ponía furiosa porque no se quedaba embarazada.
Me sentía como un animal castrado cuando se negó a hacer el amor conmigo —suspiro
débilmente —No podía dejarla embarazada y al final ni siquiera era capaz de hacer
el amor —se inclino para apagar su cigarrillo —Si crees que tienes cicatrices
por lo que te hice, deberías ver las que tengo yo
Se
volvió para entrar en el estudio, pero Angie se levanto inmediatamente y se
acerco a el.
—Hay
muchísimas razones por las que una mujer puede no quedarse embarazada.
—Francesca
tuvo un hijo con su segundo esposo a los diez meses de casarse —contesto cortante.
—No me
refiero a eso. A ti te gusta usar pantalones vaqueros, pero dicen que a veces producen
infertilidad...
Se
ruborizo al darse cuenta de lo que estaba diciendo. Nicola arqueo una ceja y le
pregunto divertido:
— ¿No
decías que eras virgen? Para ser virgen, sabes muchas cosas...
—Lo
acaban de decir en el programa que estaba viendo.
—No
siempre uso pantalones vaqueros —le recordó.
—Bueno...
Nicola
la recorrió con la mirada. Angie llevaba unos pantalones vaqueros y una blusa
verde. Llevaba el pelo descuidadamente recogido, lo que le daba un aspecto
joven y sensual.
—Aléjate
de mí —le dijo Nicola —Si te toco ya no podré detenerme. Seguiré adelante hasta
el final.
Angie
le miro a los ojos y se ruborizo. La mirada de Nicola era más excitante que
cualquier beso.
—Lo
se, Nicola —dijo en voz baja.
Nicola
se tenso inmediatamente. Angie lo miro y aquella mirada despertó en Nicola lo
que el estaba intentando evitar con desesperación. Angie encontró fascinantes aquellos
ojos azules y su expresión así se lo indico a Nicola.
—Me
tienes miedo —le recordó Nicola con voz vibrante de pasión —Que no se te
olvide.
—Si
eres cariñoso, no tendré miedo —contesto ella sin dejar de mirarlo.
Su
cuerpo temblaba presa de nuevas sensaciones, de nuevas necesidades. La amaba,
lo sabia y quería demostrarle a Nicola que podía ser maravilloso hacer el amor
con una persona a la que se amaba. Por su parte, Nicola estaba al borde de la
locura, no entendía sus sentimientos. Se sentía a punto de estallar. Angie
advirtió su tensión y comprendió que le iba a resultar muy fácil romper sus
defensas. Y de hecho así fue. Se acerco a el y la voluntad de Nicola
desapareció. Se incline para cojerla en brazos y la llevo a su habitación,
cerro la puerta con el pie y la dejo en la cama. Se tumbo a su lado y la
recorrió con la mirada. Angie correspondió entreabriendo su boca en gesto de
sumisión.
—Te
dolerá —le dijo el.
—Lo
se—murmuro ella.
Con
manos temblorosas Nicola se quito la sudadera.
—Aunque
cambies de parecer cuando empiece a acariciarte, ya no podré detenerme —le dijo
—me comprendes?
—Te
quiero Nicola —musito Angie —Te amo con todo mi corazón. Nunca he dejado de
amarte, ni siquiera el día que me besaste...
—Angie...
Nicola
se emociono al oír aquellas palabras.
—Enséñame.
Ámame —dijo con suavidad.
Nicola
cerró los ojos y apretó los puños.
—No
quiero hacer el amor —gruño — ¡Dios, eres vírgen!
—Te
amo —volvió a musitar Angie.
Nicola
la miro, resignado a aceptar la enormidad del regalo que Angie le hacia.
—Procurare
tener cuidado. No voy a...lastimarte a propósito, me comprendes?
—Si.
Nicola
se sentó a su lado y la miro. Le acaricio los labios haciéndola estremecerse de
placer.
—No hay
regalo mas preciado que el que me ofreces —le dijo con la voz ronca por la emoción
—Solo se puede ofrecer una vez la virginidad.
—Y se
la quiero ofrecer al único hombre que he amado en mi vida —repuso Angie con ternura.
Nicola
enmarco su rostro delicado entre sus manos.
—Yo...
no puedo amarte —dijo con amargura —Angie...
Angie sabía
que Nicola estaba negando lo que tanto temía.
—No voy
a pedirte nada —le prometió —Ni siquiera que me ames. Quiero pertenecerte por
completo solo por esta vez. Quiero saber lo que se siente haciendo el amor con
una persona a la que se quiere.
Nicola
se inclino temblando y la beso. Abrió la boca y deslizo la lengua en la boca de
Angie para explorar con ella sus rincones más secretos. Angie sonrió. Nicola la
besaba con tanta ternura que estuvo a punto de llorar de emoción. Nicola
deslizo las manos por la espalda de Angie, se tumbo a su lado y la atrajo
lentamente hacia el mientras deslizaba una de sus piernas entre las piernas de Angie.
Angie le acaricio con cariño y sonrió cuando Nicola le acaricio la espalda.
Siguió besándola hasta que los labios de Angie estuvieron ligeramente hinchados,
después le desabrocho cuidadosamente el sostén para acariciar sus senos. Angie
empezó a respirar con dificultad. Nicola había encendido un deseo violento con sus
caricias.
—Nunca
te había visto desnuda aunque ya te había acariciado así —murmuro Nicola mientras
le desabrochaba la blusa.
Angie
se sentó mientras Nicola le quitaba la blusa cuando intento volver a tumbarse, Nicola
se lo impidió. Empezó a besarla mientras jugueteaba con exquisita ternura con
los pezones erectos. Angie gimió y el la miro a los ojos.
—Esto
es excitante—dijo con voz insegura —Nunca lo había hecho.
—Yo
tampoco —confeso Angie.
—Te
deseo, Angie —murmuro Nicola.
Incline
la cabeza y lamió sensualmente los pezones de la joven. Angie se sentía volar, sentía
un fuego en su interior que solo Nicola podía apagar.
—Si
—dijo Nicola y continuó besándola con pasión —Si, pequeña...
Angie le
miraba maravillada, asombrada e indefensa mientras Nicola la desnudaba. Después
lo observe desnudarse y advirtió que vacilaba.
—No...
Importa
Le
dijo con voz temblorosa al comprender el motive de la vacilación de Nicola. Vio
las cicatrices en su espalda y supo que había otras peores en su pecho
— ¡Te amo!
Nicola
se volvió. Angie miró con admiración y asombro su masculinidad antes de dirigir
la mirada hacia su pecho y su pierna, que estaban llenos de cicatrices, pero
para Angie, que tanto lo amaba, solo eran leves imperfecciones en un cuerpo
perfecto. Angie se sentiá completamente a merced de sus propios sentimientos.
Nunca había experimentado sensaciones parecidas.
—Eres
lo mas bello que he visto en mi vida —le dijo Nicola observándola extasiado.
—Tu
también —murmuro Angie.
Nicola
se tumbo a su lado. Temblaba por los años de abstinencia y por el deseo que
aquella mujer despertaba.
—Te
deseo, nena —musito contra el vientre cálido de Angie y le sintió estremecerse
bajo sus caricias —Siénteme.
Se
froto contra ella y la beso con ternura. La evidencia de su excitación era
arrolladora.
—Déjame
llenarte —susurro contra la boca abierta de Angie.
La
coloco cuidadosamente debajo de el y se abrió paso con la lengua en el dulce
interior de la boca de Angie
—Abre tu
boca... para mí.
Fue
increíble la ciega pasión que la invadió al oír aquellas palabras. Angie no
comprendía como podía desearle tanto. Nicola poso la mano en el muslo de Angie
y la miro preocupado.
—Siento
tener que hacerte daño —jadeo contra la boca de Angie.
La
miro a los ojos con pasión
—Quiero
ver como te conviertes en mujer —murmuro y sin dejar de mirarla a los ojos la
penetro lentamente.
Angie
se aferró a los hombros de Nicola y jadeo
—Dime
lo que sientes —susurro con voz ronca —Comparte esto conmigo.
—Arde...
¡como fuego!
—No
llores, pequeña —se movió sin dejar de mirarla —Solo unos segundos mas...
Angie
empezó a temblar. Nicola no apartaba la mirada de sus ojos.
—Ahora
va a dolerte mucho. Pero tengo que terminar esto —musito al sentir la barrera que
se presentaba.
—No
importa, continua —repuso Angie con dolor.
Nicola
no se detuvo. Angie lo empujo, pero Nicola no se detuvo. Y cuando Angie
empezaba a pensar que no podría seguir soportando el dolor ceso repentinamente.
Nicola suspiro y se quedo muy quieto. Sonrió. Angie, que le miraba con los ojos
llenos de lágrimas que él seco a besos. Le cubrió el rostro de caricias y besos
y murmuro dulces palabras de amor. Angie dejo de aferrarse a los hombros de Nicola
cuando ceso el dolor. Sintió que Nicola la penetraba todavía más y lo miro
ruborizada. El le sonrió con ternura
—Ahora
puedo hacerte el amor, Angie. Ya no va a dolerte
La
beso con suavidad y movió sus caderas a un ritmo que la hizo jadear de placer.
Al ver que Angie se excitaba, Nicola sintió un orgullo netamente masculino
—Eres
muy valiente —le susurro
Empezó
a moverse mas rápidamente, asegurándose de que Angie le siguiera. Muy valiente.
Ni siquiera has gritado.
— ¿Nicola?
—pregunto Angie de pronto.
—Dejame
complacerte —le dio un beso en la boca —Ahora voy a enseñarte. Voy a enseñarte,
nena.
Angie
era consciente de que Nicola nunca habla hecho nada igual, que nunca había
amado como la estaba amando en ese momento. Era como si también el fuera
virgen. Lo abrazo con fuerza y sollozo cuando Nicola le dijo que deseaba dejarla
totalmente satisfecha. Nicola la miro y al darse cuenta de que Angie estaba
llegando un nuevo mundo de placer se movió mas rápidamente para alcanzarla. Nicola
nunca había sido tan feliz.
Después
permaneció unido a ella, secando sus lágrimas, besándola con ternura, acariciando
su cuerpo exhausto. Al cabo de unos minutos, se levanto para llevar a la cama una
cerveza que compartió con Angie mientras fumaba un cigarrillo. Nicola no
pensaba en la mañana, solo en aquella noche, en la alegría de amar, en la belleza
de las palabras de amor que Angie le había regalado. Dejo la cerveza en la
mesilla de noche y apago el cigarrillo antes de volver a tumbarse al lado de Angie.
—Ouiero
que volvamos a hacer el amor —susurró — Y esta vez será muy dulce. Esta vez vas
a disfrutar tanto que vas a gritar de placer.
—Nicola...
te amo —susurro con pasión cuando Nicola volvió a penetrarla.
— ¿Ya?
—le pregunto Nicola con la voz enronquecida por el deseo.
—Si
—jadeo Angie — ¡Ahora, ahora, ya...!
Nicola
nunca había sentido nada parecido. Estuvo a punto de derrumbarse al sentir como
se habría para el el cuerpo de Angie, al oír sus gritos ahogados cuando la
inundo una, dos, tres veces. El nunca se había sentido capaz de aquella potencia
interminable, de aquella excitación incansable. Quizá fuera por la abstinencia
o por lo que sentía por ella, el caso era que también para Nicola fue como
hacer el amor por primera vez. Al final, agotados, se cogieron de la mano y se
durmieron. A la mañana siguiente, Angie lo despertó con un beso. Nicola abrió
los ojos y la vio sobre el, Nicola gimió suavemente y la tumbo en la cama.
—No
—musito Angie cuando comprendió las intenciones de Nicola —Lo siento —dijo con tristeza
—pero me duele...
Nicola
respiro despacio para recuperar el control. Después acaricio con cariño a Angie.
—Hicimos
el amor cuatro veces. Seguro que te hice daño.
—No
—contesto ella —Oh, no, no me hiciste ningún daño.
— ¿Pero
te haría daño si hiciéramos el amor ahora? —pregunto y le dio un beso en la boca.
—Me
temo que si.
Nicola
suspiro y se tumbo a su lado.
—Debería
habérmelo imaginado. Todavía no estoy suficientemente despierto. Te apetece tomar
un café?
—Si.
Voy a prepararlo
Al
levantarse se dio cuenta de que estaba desnuda y avergonzada se cubrió con la
sabana. Nicola comprendió lo que sentía y se levanto para ponerse los
calzoncillos y los pantalones.
—Puedes
vestirte mientras me baño —le dijo sin mirarla.
Angie
le miro con expresión sonadora, deseaba decirle que le quería, pero sabia que
el no contestaría, así que decidió callar. La amaba, de eso estaba segura
—Anda
—le dijo Nicola ya en la puerta —o llegaremos tarde al trabajo.
—Ah,
si, claro.
Nicola
no menciono lo que había pasado. Y a Angie no le sorprendió su actitud. Nicola
era un hombre que temía manifestar sus sentimientos, aunque los tenla. No
estaba seguro de los sentimientos de Angie y ella lo comprendía.
—Jazmin
dice que puedo comer con ella mientras trabaja en el caso que les has asignado —comento
Angie cuando estaba terminando de desayunar.
—No.
—Por
favor, dejarme terminar de hablar. Voy a ser el señuelo. Mientras los demás se
fijan en mi, ella seguirá a los sospechosos.
—Eres
demasiado vulnerable —contesto Nicola —A Jazmin no la siguen unos narcotraficantes,
a ti si. No, no. No quiero perderte de vista. No confío en que nadie pueda cuidarte
mejor que yo.
—Esta
bien —contesto ruborizada.
—Y no
te hagas ilusiones por lo que ha ocurrido esta noche —la miro ceñudo —Ha sido algo
irrelevante, me has oído?
— ¿lrrelevante?
—pregunto.
No
entendía como podía decir que había sido irrelevante algo tan profundo. Nicola
también estaba sorprendido de si mismo.
— ¿que
esperabas que dijera? —pregunto
— ¿Que
es lo mas hermoso que me ha sucedido? —Concedió Angie —Pero lo ha sido. Al menos
para mí.
—Te
hice dafio.
—Si...
al principio —lo miro sonriente.
A Nicola
se le acelero el corazón al recordar el placer que habían compartido. Solo
mirarla lo excitaba, así que se puso de pie, dejo su servilleta en la mesa y
dijo bruscamente:
—Vámonos.
Angie
lo siguió sin protestar, envuelta en mil sueños e ilusiones. Sabía que Nicola
la amaba. Nicola iba a luchar contra aquel sentimiento, era inevitable, pero al
final iba a perder. No podría resistirse a Angie. En cuanto llegaron a la oficina
los problemas reclamaron toda su atención y eso fue un alivio para Nicola. Se
sumergió en sus casos sin mirar hacia atrás, dejando a Angie ocupada con sus
agendas y citas. Los últimos días habían estado tan llenos de novedades que Angie
casi se había olvidado de la noche que la habían herido.
Todavía
le dolía un poco el brazo. Sonrió al recordar como le había besado Nicola la
herida. Ella le había acariciado las cicatrices del hombro, la pierna y la
espalda con la misma ternura mientras hacían el amor, le había dicho a Nicola que
habían sido ganadas con honor y eso había aumentado su placer. Todavía
recordaba sus gemidos de placer. Angie contuvo el aliento. De verdad pensaba Nicola
que algo tan hermoso podía ser irrelevante? Ella no y sabia que el tampoco,
pero estaba tan asustado que todavía no se atrevía a aceptar que la amaba. El
teléfono la hizo volver a la realidad, pero conforme transcurrían las horas su
cuerpo le iba recordando la actividad desacostumbrada a la que había estado
sometido la noche anterior.
Le
resultaba difícil sentarse, pero no se le ocurrió mencionarlo para no despertar
las sospechas de nadie. A la hora del almuerzo vio como los demás compañeros
salían. Nicola tenía que atender un compromiso a esa hora, así que se quedo
sola en la oficina. Seguro que Nicola no había pensado en aquella posibilidad
cuando le había dicho que no podía comer con Jazmin. Bueno, cruzaría la calle y
entraría a un restaurante a comer un bocadillo. Eso era mejor que quedarse sin
almorzar. Se puso el abrigo, salió y cerro la agencia. Todavía no se había dado
la vuelta cuando un hombre la agarro por detrás y le tapo la boca con la mano.
—Aquí
estas, preciosa —le dijo una voz ronca —Justo a tiempo, ¡y cuando acabe contigo,
ya no tendrás ninguna prisa por declarar ante un juez todo lo que viste!
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