Angie apartó a Amy de un tirón.
·
¿Qué haces aquí, Angie? Creí que
habías salido a dar un paseo
Dijo su hermana, sin parecer en absoluto arrepentida.
·
¿Qué estás haciendo tú?
Le espetó ella.
·
Solo estaba dándole un beso a
Jeffrey.
Angie hubiera querido regañarla, hubiera querido apartar a Jeffrey
de un empujón, pero respiró profundamente para calmarse. Afortunadamente, había
llegado a tiempo.
·
Jeffrey, ¿qué haces aquí a estas
horas?
·
He venido... para ver a Amy,
señorita Arizaga.
Angie miró a su hermana.
·
Deberías estar en casa de la señora
Cannon.
Amy empezó a restregarse las manos, nerviosa.
·
Le conté una mentira
Confesó
·
Le dije que te había visto por la
ventana y que me iba a casa.
Era la primera vez que Amy decía una mentira. Evidentemente,
aquello era algo planeado por ella y por Jeffrey para estar solos.
·
Vamos a casa
Sugirió Nicola. Angie se apartó el pelo de la cara, nerviosa.
·
Jeffrey, ¿cómo has llegado hasta
aquí? ¿Te ha traído tu hermano?
El chico negó con la cabeza.
·
He venido andando, señorita Arizaga.
·
¿Por la autopista?
Preguntó ella, sorprendida…Era una autopista de seis carriles y
cruzarla a pie era extremadamente peligroso. Jeffrey agachó la cabeza.
·
Sí.
·
¿Alguien sabe que estás aquí?
Persistió Angie. El chico no respondió
·
Bueno, vamos a entrar. ¿Sabes el
teléfono de la residencia Logan? Podemos llamar para que vengan a buscarte.
·
Sé el número de memoria.
Cuando entraron en la casa, Jeffrey seguía sin mirarla.
·
¿Quieres que llame yo o llamas tú?
·
Lo haré yo.
Angie le dio el inalámbrico y después se dejó llevar por Nicola a
la cocina.
·
¿Estás bien?
·
No.
·
Cálmate, cielo.
Cielo…Era la primera vez que la llamaba así. Aquella noche habían
estado a punto de cruzar la línea entre los besos y...algo más que los besos. Angie
quería romper la relación y sin embargo, había terminado tumbada en la arena
con él. ¿Qué iba a hacer? Estaba enamorada de Nicola. Era así de simple. Lo
quería y no sabía qué hacer. Y, además, el problema con Amy...Jeffrey entró en
la cocina entonces, con el teléfono en la mano.
·
Gracias, señorita Arizaga. La
señora Madison llegará en diez minutos
Dijo, contrito.
·
Muy bien. ¿Por qué no la esperas en
el salón, con Amy?
Cuando el chico salió de la cocina, Angie se volvió hacia Nicola.
·
Oye...
·
Tengo que irme. Le dije a Ariana
que no llegaría tarde. A menos que me necesites, claro.
Lo necesitaba. Pero era mejor que se marchase. No debía quedarse a
solas con él aquella noche.
·
Adiós
Se despidió Angie, poniéndose de puntillas para darle un beso en la
mejilla. Pero él volvió la cara para besarla en los labios. Fue un beso fugaz,
pero el calor de su boca la excitó. Seguramente necesitaría darse una ducha
fría para poder dormir.
·
¿Quieres que te llame cuando llegue
a casa?
Le preguntó Nicola.
·
Sí, por favor.
Nicola iba pensativo mientras se dirigía a su casa. No sabía qué
le había pasado aquella noche, en la playa. Ally y él siempre tuvieron una
buena relación sexual, pero no recordaba sentir...aquel ardor. Como si no
pudiera dejar de tocarla, como si no pudiera apartarse por nada del mundo. Quizá
había sentido lo mismo por Ally al principio, pero no lo recordaba. Ariana
nació casi inmediatamente y su relación cambió, se hizo más amistosa, más de
colegas.
Al recordar a Ally, recordó la cinta. Si su relación con Angie iba
a seguir adelante, debía hablarle del vídeo. Pero esa era la cuestión. ¿Su
relación con Angie iba a seguir adelante? ¿Estaba preparado para preguntarles a
sus hijas si la aceptarían como madre? Tenía que decidirse. Él no era el tipo
de persona que se acuesta con cualquiera y Angie tampoco. Si su relación seguía
adelante, tenían que comprometerse el uno con el otro.
Nicola pensó en lo que Ally había dicho en la cinta... Era asombroso.
Era exactamente lo que estaba ocurriendo. Se preguntaba cómo podía haber sabido
que iba a enamorarse de Angie. Eso lo hizo sonreír. Solo una mujer tan especial
como Ally desearía que su marido volviera a enamorarse. Siempre supo que era
especial, pero aquello la hacía más especial todavía. Nunca olvidaría a su mujer.
Siempre la tendría en su corazón. Pero se había enamorado de Angie. Y estaba
seguro de que el sentimiento era mutuo. Quería pasar el resto de su vida con
ella. Quería pedirle que se casara con él. Pero la idea lo hacía sentir un
sudor frío.
Era demasiado mayor para cortejos. Además, él no era un hombre romántico.
Y, desde luego, no era Brad Pitt. ¿Y si Angie le decía que no? No lo sabría si
no se lo preguntaba, claro. No tendrían oportunidad de vivir felices para
siempre si no se arriesgaba a decir que la quería. Cuando iba a aparcar en el
garaje, se sorprendió, al ver un coche frente a la casa. Y a Ariana, en el
porche...besándose con un chico. ¡Besándose con su novio!...Nicola pisó el
freno y salió del coche como una fiera. Los amantes se separaron inmediatamente
al oír el ruido.
·
Hola, papá
Dijo Ariana, nerviosa. Nicola miró al joven, a quien ya había
visto un par de veces. Mark se metió las manos en los bolsillos del pantalón y
apartó la mirada…Cobarde.
·
¿Qué hacéis?
·
Mark ha venido...para traerme un
libro. Me lo dejé en su casa el otro día, cuando estábamos estudiando
Intentó explicar su hija. Nicola miró a Mark con una expresión que
decía:
«TE HE VISTO BESAR A MI HIJA Y TE LA HAS CARGADO»
Y el pobre chico se puso como un tomate.
·
Me alegro mucho. Adiós,
Mark.
Ariana entró corriendo en la casa y Nicola apagó la luz del porche
para que Mark se fuera dando golpes en las espinillas. Él había encontrado el
camino hasta los labios de Angie en la oscuridad, de modo que...Pero, ¿qué
estaba pasando? Tanto beso aquella noche...
·
Sé lo que estás pensando, papá,
pero solo ha venido para traerme el libro.
·
Ya sabes que, si yo no estoy, no
pueden entrar chicos en casa, Ariana.
·
Mark no ha entrado, papá. Lo he
recibido en el porche
Replicó su hija…Habían estado besándose. Su hija, que no había
cumplido dieciséis años, besándose con un chico. Aunque a los cuarenta la gente
también se besa en cuanto tiene oportunidad. Pero ver a aquel chico de vaqueros
caídos besando a su niña…Nicola respiró profundamente.
·
Vete a la cama, hija.
·
No he hecho nada malo, papá. Solo
ha sido un beso. Solo uno. Puedes preguntarle a la señora Bagley, que estaba
mirándonos por la ventana.
·
De acuerdo, Ariana. No pasa nada.
Es que estoy sufriendo una crisis paternal. En mi opinión, las niñas de quince
años no deberían besar a los chicos. Creces demasiado rápido,hija.
Ella lo miró como lo miraba cuando no entendía algo.
·
¿De verdad no estás enfadado?
·
No. Vete a la cama, anda.
Ariana lo miró con unos ojos de cachorrilla que le partían el
corazón y Nicola tuvo que darle un abrazo. Olía a laca y a brillo de labios,
pero para él seguía oliendo a polvos de talco. Su Ariana, su primera niña...Se
le hizo un nudo en la garganta.
·
Te quiero mucho, papá
Suspiró Ariana, antes de salir corriendo por la escalera.
·
Yo también te quiero, Ariana
banana
Murmuró él…Después, entró en la cocina y marcó el número de Angie.
·
Dígame.
·
Soy yo
Sonrió Nicola, llevándose el teléfono al salón. A oscuras era como
si Angie estuviera a su lado
·
¿Jeffrey se ha ido?
·
Acaban de venir a buscarlo. Se
supone que no puede salir de la residencia sin avisar y por supuesto, no puede
cruzar la autopista.
·
¿Cómo está Amy?
Ella dejó escapar un suspiro.
·
Disgustada.
·
¿Por lo que ha pasado o porque la
has pillado?
·
No lo sé. Y no sé si ella lo sabe.
·
Por si te hace sentir un poco
mejor, debe haber algo en el aire esta noche. Acabo de pillar a Ariana
besándose en el porche con su novio.
·
¿No me digas?
·
Por lo visto, había venido a
traerle un libro
Explicó Nicola.
·
En fin...no creo que nosotros podamos
regañar a nadie esta noche
Rio Angie.
·
Por cierto, ha sido precioso. Y me
ha hecho pensar... Pero ya hablaremos de eso en otro momento.
No podía decírselo así. Debía planear el asunto cuidadosamente,
comprar un anillo...Cuando uno va a pedirle a una mujer que se case con él,
debe tener un anillo de pedida.
·
¿Las niñas están en la cama?
·
Sí. Y yo también me voy a dormir.
Solo quería darte las buenas noches.
·
Buenas noches, Nicola. Hasta
mañana.
Nicola colgó el teléfono y se quedó sentado en la oscuridad.
Hablar con Angie hacía que su pulso se acelerase. Estaba enamorado de ella. La
idea lo hizo sonreír. Tras la muerte de Ally, pensó que jamás volvería a ser
feliz y sin embargo...Entonces tomó la cinta para verla otra vez. Y para
decirle adiós. Solo así podría aceptar a Angie en su vida. Con cierta tristeza,
Nicola pulsó el botón del vídeo. Y la cara sonriente de su mujer apareció en la
pantalla. Gracias a su dulce y sonriente Ally, la vida volvía a ser
maravillosa.
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