viernes, 29 de abril de 2016

CAPITULO 12

Angélica y Andrea entraron corriendo en la cocina. Nicola iba detrás, cargado con bolsas.
·         ¡Ariana, estamos en casa!
·         ¡Vamos a cenar hamburguesas!
Estaba gritando Angélica.
·         ¡De eso nada! ¡Yo quiero pizza!
Le espetó Andrea.
·         Pero a mí me gustan las patatas fritas...
·         Ya os he dicho que hoy elige Ariana
Las interrumpió Nicola
·         Subid a cambiaros si queréis y decidle a vuestra hermana que estamos listos.
Las dos niñas salieron de la cocina sin dejar de discutir sobre los atributos de las patatas fritas en un restaurante y en otro. Nicola empezó a sacar las cosas de las bolsas, pensando en Ariana. Debía estar pasándolo fatal por no ir al baile como había querido y como iban a hacer todas sus amigas. Él no era un hombre violento, pero si veía a ese Mark, tendría que hacer un esfuerzo para no estrangularlo. Cuando estaba guardando un cartón de leche en la nevera, alguien llamó a la puerta y un segundo después, Angie entraba en la cocina.
·         Hola.
·         Hola, cielo. ¿Cómo está Amy?
Angie no estaba sonriendo y Nicola se temió que hubiera ocurrido algo malo. Parecía haber llorado...
·         ¿Puedo hablar contigo... a solas?
·         Sí, claro. Vamos al salón.
Angie lo siguió y esperó hasta que él cerró la puerta.
·         ¿Qué pasa, cielo?
Ella estaba dándole vueltas al anillo. Debería haber sabido que aquello era demasiado bonito para ser cierto. Debería haber sabido que los cuentos de hadas no son reales. Debería haber sabido que todos los príncipes de cuento son, en realidad, ranas disfrazadas.
·         No puede casarme contigo, Nicola
Dijo, quitándose el anillo. Él la miró, pasmado.
·         ¿Qué dices?
·         Que no puedo casarme contigo. No puedo ser parte de «tu plan».
·         ¿De qué estás hablando?
·         Tú sabes muy bien de qué estoy hablando, Nicola. No pienso ser parte de tu plan, ni del plan de Ally para solucionar tu vida
Contestó Angie, poniendo el anillo en su mano
·         Deberías avergonzarte de ti mismo. ¿Cómo te atreves a hacerme esto, a hacérselo a tus hijas? ¿Cómo te atreves a pedirme que me case contigo solo porque Ally te lo pidió?
Nicola se quedó boquiabierto. No tenía ni idea de cómo había pasado, pero Angie sabía lo de la cinta. Ella estuvo a punto de decirle que quería verla. Al fin y al cabo, tenía derecho. Pero no quería ver la cinta de la que Ariana le había hablado. Se sentía traicionada, no solo por Nicola, sino por Ally. ¿Cómo había podido trazar ese plan sin contar con nadie? ¿Cómo podía haberle dicho a su marido que debía casarse con ella dos años después de su muerte?
·         Angie...
Ella dio un paso atrás. No quería que la tocase.
·         Tengo que volver a casa. Amy está con la señora Cannon y no quiero hacerla esperar.
Nicola no sabía qué decir, ni qué hacer. La vio salir de la casa dando un portazo y el sonido fue como una bofetada. Angie tenía que apretar los labios para no gritar. Todos sus sueños, todos sus deseos...por el suelo. Angustiada, corrió hacia el coche y cuando volvió la mirada, vio que él no estaba en el porche. Ni siquiera la había seguido. Seguramente seguía parado en el salón...como un idiota. Nicola estaba perplejo. ¿Qué había pasado? Angie sabía lo de la cinta de Ally...pero ¿cómo?...Cuando se volvió hacia la estantería vio que la caja donde la guardaba estaba abierta. Se le había olvidado subirla al ático y...Ariana. Ariana había visto la cinta. Ella fue quien se lo contó a Angie. Debería haberle hablado de ello...La quería con toda su alma y necesitaba que Angie lo quisiera también. Lo necesitaba más que nada en la vida. Nicola subió los escalones de dos en dos.
·         ¡Ariana Porcella!
Andrea y Angélica dejaron de discutir inmediatamente, asombradas por el vozarrón de su padre. Él llamó a la puerta de la habitación y encontró a Ariana frente al ordenador.
·         Papá...
·         Apaga eso
La interrumpió Nicola. Ella obedeció inmediatamente
·         Le has enseñado la cinta a Angie
No era una pregunta, era una afirmación. ¿Por qué habría hecho eso su hija? ¿Por qué quería hacerle daño? ¿Por qué quería hacerle daño a Angie?
·         No se la he enseñado
Protestó su hija.
·         No me mientas. Acaba de estar aquí
Bramó Nicola, intentando contener la angustia. Los ojos de Ariana se llenaron de lágrimas. Como si acabase de descubrir que había cometido un temblé error.
·         Papá...
Murmuró, llevándose una mano a la boca
·         Lo siento mucho. Yo no quería...
·         Le has mostrado a Angie la cinta de tu madre
Repitió Nicola…Ella negó con la cabeza.
·         No. Yo vi la cinta y después me fui a casa de Angie con la bici y se lo conté
Dijo, sollozando
·         Le dije que mamá quería que te casaras con ella. Le dije que solo lo hacías porque ella te lo había mandado.
Nicola miró al suelo, preguntándose quién se sentía peor en aquel momento, Ariana, Angie o él mismo. Su hija era una buena persona y sabía que lo había hecho porque no pensó en las consecuencias.
·         Ariana...
Murmuró, guardando el anillo de pedida en el bolsillo de la chaqueta
·         ¿Por qué lo has hecho?
Suspiró, abrazándola.
·         Lo siento mucho, papá
Dijo ella, entre sollozos
·         No quería hacerle daño a nadie. Es que estaba enfadada contigo...pero no sé por qué. Y echaba tanto de menos a mamá...
·         No pasa nada, cariño. No pasa nada.
·         ¿Qué ha dicho Angie?
·         Me ha devuelto el anillo.
Ariana volvió a llorar, con unas lágrimas que le rompían el corazón. Nicola no sabía qué hacer, más que abrazarla. Tenía el corazón roto por Ariana, por Angie y por sí mismo. Cuando por fin la niña se calmó, él sacó un pañuelo del bolsillo.
·         Suénate la nariz.
·         ¿Angie te ha devuelto el anillo, papá? Yo no quería que pasara eso.
·         Es culpa mía. Debería haberle hablado de la cinta antes de nada
Suspiró Nicola.
·         Le dije que solo ibas a casarte con ella porque era conveniente para ti, papá. Pero no es verdad, ¿no?
Murmuró Ariana, mirándolo con expresión de niña desamparada.
·         No. Le he pedido que se case conmigo porque estoy muy enamorado de ella. Aunque quise mucho a mamá, ahora estoy enamorado de Angie. ¿Lo entiendes, Ariana? Nunca me olvidaré de mamá. Nunca. Pero estoy enamorado de Angie y quiero vivir con ella. Siento mucho que te duela, pero eso es lo que quiero hacer. Debes entenderlo, hija.
·         No sé por qué lo he hecho, papá
Suspiró Ariana
·         Es que últimamente siempre estabas con ella y yo...te echaba de menos.
Nicola dejó escapar un suspiro.
·         Es natural que sientas ciertos celos de Angie. Y me alegro, ¿sabes? Eso significa que me quieres.
·         Te quiero mucho, papá.
·         Ya lo sé, hija. Pero un hombre adulto necesita el cariño de una mujer. Hace unos meses tú me dijiste que debería salir con alguien, ¿te acuerdas? Y dijiste que sigo siendo guapo.
Ariana intentó sonreír.
·         ¿Qué vas a hacer ahora?
·         No lo sé. Pero sí sé lo que vas a hacer tú
Sonrió él
·         Vas a bajar a la cocina para hacer la cena mientras yo voy a casa de Angie a pedirle perdón. De rodillas, si hace falta.
·         Por favor, dile que lo siento. Dile que la llamaré mañana para pedirle perdón, ¿vale?
Nicola le dio un beso en la frente.
·         No te preocupes. Todo va a salir bien, ya lo verás.
Cuando Angie vio los faros del coche de Nicola estuvo tentada de apagar las luces y meterse en la cama. No quería hablar con él. No quería ni verlo. No había nada que hablar. Sencillamente, el compromiso estaba roto. No funcionaría por un millón de razones y había sido una tonta por pensar que sí. Nicola llamó a la puerta unos segundos después.
·         ¿Puedo entrar?
Angie estaba en el pasillo, en jarras.
·         Parece que ya has entrado.
·         Quiero disculparme por dejarte salir de mi casa de esa forma. Es que estaba perplejo...
·         ¿Perplejo porque sabía lo de la cinta o porque te devolví el anillo?
Nicola miró al suelo.
·         Por las dos cosas.
Angie entró en el salón y se sentó en el sofá, sin molestarse en mover los periódicos.
·         No deberías enfadarte con Ariana. Ella no grabó la cinta y tampoco fue quien la escondió.
·         Pues estoy enfadado. Esa cinta era algo muy personal
Replicó él, tirando los periódicos al suelo. Tenía el traje arrugado y los ojos enrojecidos. Eso la sorprendió. ¿Había llorado? ¿Nicola Porcella había llorado por ella? No podía ser. Pero no era el momento de ponerse emotiva. Había hecho algo horrible y no pensaba ablandarse.
·         Angie, debería haberte hablado de la cinta cuando empezamos a salir juntos...
·         Solo saliste conmigo a cenar porque Ally te lo había pedido, no porque quisieras hacerlo.
·         Te lo pedí la primera vez por un absurdo sentido de lealtad, es cierto. Pero después me di cuenta de que me gustabas. Y un día me di cuenta de que estaba enamorado de ti
Dijo Nicola…Ella se quedó mirando el montón de periódicos en el suelo.
·         Según Ariana, Ally te pedía en la cinta que te casaras conmigo.
·         Lo que Ally decía era que esperaba que lo hiciera. Decía que esperaba que me enamorase de ti y tú de mí...y eso es lo que ha pasado. Esto no era un plan diabólico, Angie. Lo único que Ally quería era que fuéramos felices. Quizá al final de su enfermedad, tenía una visión de la que nosotros carecemos. Quizá nos conocía mejor que nosotros mismos.
Angie miró entonces una fotografía colgada en la pared: eran Ally y ella, en la playa.
·         Dime la verdad, Nicola. ¿Me has pedido que me case contigo por conveniencia? No me sorprendería nada estar en alguna de tus listas: «ir a la lavandería, llevar a Andrea al cine, pedirle a Angie que se case conmigo...»
·         No digas eso, por favor. No es verdad y tú lo sabes. Los sentimientos no se pueden fingir. Siempre he sido un hombre organizado, pero es la única forma de que las cosas parezcan más o menos ordenadas en una casa con tres niñas
Intentó explicarle Nicola
·         Pero esto es diferente. Te quiero y tú lo sabes.
Angie estaba haciendo un esfuerzo para controlar las lágrimas. Quería creerlo. Deseaba creerlo con todas sus fuerzas, pero no se atrevía.
·         Por favor, dame otra oportunidad
Dijo él entonces
·         Deja que te demuestre cuánto te quiero. Cuánto te necesito, cuánto te deseo.
·         Aunque nos queremos, esto no funcionaría. ¿Puedes vivir así?
Preguntó Angie, señalando alrededor
·         ¿Puedo vivir yo con un hombre que siempre lleva trajes de color gris?
·         No sé si entiendo lo del traje gris, pero sé que puedo cambiar. Puedo intentar ser más flexible, más espontáneo. Estoy dispuesto a cambiar por ti, Angie.
Ella no respondió. Estaba deseando caer en sus brazos, pero sabía que lo más sensato era mantenerse firme. Debía pensar, no dejarse llevar por las emociones.
·         ¿Y las niñas?
·         ¿Qué pasa con las niñas? Todas te quieren.
·         Ariana no parecía quererme mucho cuando vino a darme la noticia, Nicola. No te engañes.
·         Fue un error, una cosa de niños. Ha estado llorando por lo que ha pasado y me ha dicho que te pida perdón. ¿Sabes por qué se portaba así? Porque estaba celosa.
·         ¿De mí?
·         De ti.
·         Pero yo nunca le robaría tu cariño...
·         Lo sé. Y ella lo sabe también. Por eso quiere pedirte disculpas personalmente
Sonrió Nicola.
·         ¿Y qué pasa con Amy? Ha dejado de ser la niña cariñosa para convertirse en una mujer que siempre está de mal humor, que me mira con mala cara, que está resentida conmigo...
·         Quiere volar con sus propias alas, Angie
La interrumpió Nicola
·         Quiere ser independiente. Y yo lo entiendo. Puede venir a vivir con nosotros después de casarnos o podría irse a la residencia Logan si eso es lo que quiere. Encontraremos una forma de solucionarlo.
·         ¿La residencia Logan? Eso era lo que Paul quería...
·         Paul quería lo mejor para él
La interrumpió él de nuevo
·         Yo quiero lo mejor para Amy.
·         ¿Y estás sugiriendo que yo no?
·         No estoy sugiriendo nada. Solo que cuando arreglemos esto, tendremos que hablar de Amy.
Angie se sentía insegura. Lo quería con todo su corazón y sabía que Nicola la quería también. Pero eran demasiados problemas. Demasiadas revelaciones dolorosas.
·         Creo que deberíamos dejar de vernos durante unas semanas.
·         ¿Vas a darme otra oportunidad?
·         Dame tiempo
Suspiró ella
·         Déjame pensarlo.
Nicola se levantó del sofá y sacó el anillo.
·         ¿Quieres conservarlo? ¿Por si acaso?
Angie tuvo que hacer un esfuerzo para no echarse en sus brazos y decirle que lo había perdonado. Pero necesitaba tiempo para pensar. Necesitaba decidir qué era lo mejor para ella y para Amy.
·         Quédatelo. Por ahora.
·         Muy bien
Suspiró Nicola
·         Me voy, pero... te quiero, Angie
Añadió, con un nudo en la garganta
·         Y haré lo que haga falta para que te cases conmigo.
·         Buenas noches, Nicola
Se despidió ella. Deseaba tanto abrazarlo, oír cómo le decía que todo iba a salir bien...Pero en lugar de hacerlo se quedó en el sofá, rezando para que al día siguiente pudiera ver las cosas de otra forma. Angie evitó a Nicola durante toda la semana. Lo evitó en los pasillos y cuando hablaban, solo lo hacían sobre trabajo o sobre las niñas. Nunca sobre ellos ni sobre el anillo de pedida, que él seguía guardando en el bolsillo del traje. No sabía qué hacer. Todavía no había tomado una decisión.
Después de darle muchas vueltas al episodio de la cinta, sabía que Nicola no había mentido. Le pidió que saliera a cenar con él por lealtad hacia su esposa, pero el amor no es algo que se pueda fingir o inventar y ellos estaban enamorados. Entonces...Era Amy. Cada día estaba más nerviosa, más enfadada. Por lo visto, ya ni siquiera le gustaba trabajar en el colegio. El domingo por la mañana, Angie se levantó temprano y preparó un desayuno especial. El día de Acción de Gracias estaba cerca y aún faltaba un mes para Navidad, pero se le ocurrió que podrían ir sacando las bolas y el árbol del trastero. A su hermana le encantaba la Navidad y quizá así la animaría un poco.
·         ¡Amy, el desayuno!
Le extrañaba que no se hubiera levantado al olor de las tortitas. Cuando miró el reloj, vio que eran las nueve y decidió entrar en su habitación. Pero Amy no estaba en la cama. Era raro. No la había oído entrar en el cuarto de baño.
·         ¿Amy?

La llamó…Pero cuando abrió la puerta del baño, tampoco estaba allí. A Angie le dio un vuelco el corazón. Seguro que estaba en el jardín, mirando los pájaros...Pero tampoco estaba en el jardín. Histérica, corrió hacia la casa de la señora Cannon. Pero la señora Cannon no había visto a su hermana. Tenía que llamar a alguien... ¿A quién? ¿A la policía? No. Solo había una persona a la que quisiera llamar. El único que la entendería.

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