viernes, 29 de abril de 2016

CAPITULO 10

Angélica miró hacia la puerta, sorprendida y entonces se puso a hacer pucheros.
·         No llores, boba
La consoló Andrea. Nicola se levantó, atónito. No podía creer que Ariana hubiera reaccionado de esa forma. Pero debía calmarse. Aquella era una gran oportunidad para su familia y para él mismo.
·         No pasa nada, cariño. Ariana solo está sorprendida. Voy a hablar con ella, ¿de acuerdo?
·         Vale
Murmuró Angélica, llorosa. Cuando salía de la cocina, oyó a su hija dando un portazo en el piso de arriba.
·         Ariana, tengo que hablar contigo.
·         ¡Vete!
·         Tengo que hablar contigo, cariño
Insistió él…Estaba completamente atónito por su reacción…La propia Ariana había sugerido que saliera con Angie.
·         ¡No quiero hablar contigo!
·         Quiero explicarte lo que ha pasado
Dijo Nicola entonces, abriendo la puerta. Ariana estaba tumbada en la cama, llorando.
·         ¡No tienes que explicarme nada! ¡Vas a casarte con Angie!
·         Pero hija, si tú misma dijiste que debería salir con ella...
Empezó a decir él, sentándose a su lado.
·         Pero no dije que te casaras
Replicó Ariana.
·         Sé que esto es una sorpresa, pero será bueno para todos, ya lo verás. Con Angie en casa podremos pasar más tiempo juntos...
·         ¡Vete!
Le espetó su hija
·         No quiero hablar contigo.
Nicola lo pensó un momento y luego decidió que sería mejor marcharse para darle tiempo.
·         Tengo que irme a trabajar. Hablaremos después del colegio, ¿de acuerdo?
Ella levantó la cara, empapada en lágrimas.
·         ¿Cómo podría convencerte para que no te casaras con Angie?
Nicola lo pensó un momento.
·         No puedes, Ariana. Estoy enamorado de Angie y voy a casarme con ella. Quiero que me ayude a cuidar de vosotras y quiero ayudarla a cuidar de Amy. Sé que nunca podrá ocupar el sitio de mamá y ella lo sabe también. Pero me quiere y os quiere mucho a vosotras
Le explicó él
·         Siento hacerte daño, pero Angie y yo vamos a casarnos.
Ariana volvió a esconder la cara en la almohada y Nicola se levantó, entristecido. Le rompía el corazón ver a su hija así. Pero llevaba dieciséis años siendo padre y sabía que no podía dejar que los niños tomaran decisiones por los adultos. También conocía a su hija lo suficiente como para saber que era una chica sensata. Pero tenía derecho a portarse como una niña de vez en cuando. Después de darle un beso en el pelo, Nicola salió de la habitación y cerró la puerta despacito. Iba a ser un día muy largo. Nicola no pudo hablar a solas con Angie hasta después de comer. La noche anterior, después de pedirle que se casara con él, se sintió culpable.
Había guardado la cinta de Ally para llevarla al ático y con todos los preparativos, la compra del anillo, el ensayo de lo que iba a decir…se le olvidó contárselo. Pero tenía que hacerlo. Tenía que decírselo inmediatamente para que no sospechara que esa era la única razón por la que le había pedido que se casara con él. Sabía que eso no cambiaría nada. La quería...porque sí. No porque Ally le hubiera dicho que se enamorase de ella. Pero Angie tenía derecho a saber lo de la cinta. Nicola entró en el aula. No le gustaba decírselo mientras estaban trabajando, pero los dos estaban tan ocupados que no sabía cuándo podrían verse a solas de nuevo. Además, con el problema de Ariana...Angie estaba sentada frente a su mesa, metiendo unas mazorcas de maíz en una fiambrera.
·         ¿Qué haces?
·         Guardando mazorcas para enseñarles mañana a los niños cómo se quitan los granos.
Todo el mundo en el colegio sabía que estaban saliendo, pero intentaban mantener las apariencias y delante de los demás, se trataban de forma profesional. Sobre todo, delante de Catherine Oberton.
·         Se lo he dicho a las niñas
Dijo Nicola, cerrando la puerta.
·         ¿Y?
·         Angélica y Andrea están encantadas.
·         ¿Y Ariana?
Nicola se pasó una mano por la corbata, nervioso.
·         Digamos que no se ha puesto a dar saltos de alegría.
Angie se levantó entonces. Llevaba un jersey ajustado que llamó la atención de Nicola hacia sus pechos. Antes de ver la cinta de Ally nunca se le había ocurrido pensar en los pechos de Angie. Pero en aquel momento tenía que hacer un esfuerzo para apartar la mirada.
·         Lo siento mucho
Murmuró ella
·         Quizá deberíamos esperar un poco. Darle tiempo para que se acostumbre a la idea.
Nicola negó con la cabeza.
·         No. Yo creo que deberíamos elegir una fecha para la boda. En Navidad, quizá. Estoy seguro de que se le pasará...
Hubiera deseado abrazarla en ese momento, pero no podía hacerlo porque si alguien entraba en el aula...sería poco profesional.
·         Pero no quiero que se lleve un disgusto.
·         Esto no depende de Ariana, Angie. Depende solo de ti y de mí.
·         No sé. Pero si estás seguro...
·         ¿Se lo has dicho a Amy?
·        
Suspiró ella
·         Pero no ha dicho nada. Ha seguido tomando el desayuno como si tal cosa. No sé si entiende lo que significa casarse, pero le he dicho que seguramente viviríamos en tu casa.
·         ¿Y qué ha dicho?
·         Nada. Solo me ha preguntado si la boda era un sábado.
·         ¿Y eso?
·         No quiere perderse la partida de bolos.
Nicola miró su reloj, sonriendo. Tenía que marcharse. Pero también debía hablarle de la cinta.
·         Entonces, no nos casaremos un sábado
Dijo, acercándose a la puerta
·         Dime dónde y cuándo y yo estaré allí.
Angie sonrió. Con una de esas sonrisas que lo hacía pensar en palomitas de maíz y en sexo...al mismo tiempo.
·         Por tu bien, eso espero.
No se lo perdería por nada del mundo, pensó Nicola mientras volvía a su despacho, olvidándose por completo de la cinta. Angie terminó de fregar los platos de la cena y puso la tetera al fuego. Tenía trabajo que hacer, pero antes le daría las buenas noches a Amy. Desde que, una semana antes, le contó que iba a casarse con Nicola, su hermana estaba extrañamente silenciosa.
·         Hola. ¿Qué haces?
Preguntó, asomando la cabeza en su dormitorio. Amy, que estaba leyendo una revista de coches, levantó la cabeza. Una revista que ella no le había comprado.
·         Estoy leyendo.
·         ¿Qué lees?
Preguntó Angie, tomando un pantalón del suelo para meterlo en el cesto de la ropa sucia.
·         Deja mis pantalones ahí. Puedo ponerlos yo en el cesto
Dijo Amy entonces. Angie los soltó. Intentaba no sentirse herida, pero la actitud de su hermana era muy hostil.
·         Tienes razón. No debería meterme en tus cosas.
Amy volvió a concentrarse en la revista. Aparentemente.
·         Quiero ir a la residencia Logan
Dijo su hermana entonces.
·         Podríamos ir de visita un día. Seguro que a Jeffrey le haría ilusión.
·         No quiero ir de visita
Replicó Amy, sin dejar de mirar la revista
·         Quiero vivir allí. Sin ti.
Angie se dejó caer sobre una silla, atónita. No sabía qué decir. Pero, desde luego, Amy no viviría en la residencia Logan. Le había prometido a su madre que la tendría siempre con ella.
·         ¿Por qué quieres vivir en la residencia Logan? ¿Te lo ha propuesto Jeffrey?
·         No. Bueno, no sé...
Angie dejó escapar un suspiro. No quería prohibirle que viera a sus amigos, pero aquel Jeffrey era una mala influencia.
·         ¿No quieres vivir con Angélica, Andrea y Ariana?
Amy pasó una página de la revista.
·         El día de mi cumpleaños tendré veintisiete. Soy demasiado mayor para vivir con mi hermana. Jeffrey ya no vive con su hermano
Dijo entonces, mirándola
·         Tú crees que no puedo vivir sola. ¡Pero sí puedo!
Angie respiró profundamente. No culpaba a Amy por su comportamiento, sino a Jeffrey. Pero, como Nicola había hecho con Ariana, debían dejar la conversación para cuando estuviera más tranquila.
·         Bueno, es hora de dormir. ¿Quieres que te lea un cuento?
·         No, gracias.
·         Buenas noches, Amy.
Su hermana ni siquiera contestó. Evidentemente, estaba muy enfadada. Un par de días más tarde, Angie salió corriendo del colegio para encontrarse con Nicola en un café. Los dos tenían un millón de cosas que hacer y no podrían verse hasta el fin de semana
·         Hola.
·         Hola, cariño
Sonrió Nicola, dándole un beso en los labios
·         Te he pedido un café con dos azucarillos.
·         Gracias, mi amor.
·         De nada, cielo.
Durante los últimos días era como si estuviera viviendo un cuento de hadas. Pero su príncipe no era ninguna rana.
·         ¿Has ido a buscar el vestido de Ariana?
·         Está en el coche. ¿Seguro que no te importa coserle el bajo?
·         Claro que no
Sonrió ella.
·         Eres maravillosa.
Sabía lo difícil que todo aquello debía resultar para Nicola. El primer baile de Ariana, su primer novio. Su primera discusión seria cuando le dijo que iba a casarse...
·         ¿Qué tal con ella?
·         Igual que tú con Amy. Mal.
Angie dejó escapar un suspiro, pero esperó a que la camarera dejara los cafés sobre la mesa para seguir hablando:
·         sea, que siguen sin dirigirnos la palabra. Me parece que no es el momento de pedirles que sean nuestras damas de honor, ¿eh?
·         Me parece que no
Sonrió Nicola
·         Pero hay que elegir una fecha. Estoy deseando casarme, Angie.
·         No estás deseando casarte. Estás deseando acostarte conmigo
Rio ella. Nicola besó su mano.
·         Desde luego que sí. Y ahora vamos a hacer planes: el sábado Andrea tiene un recital a las tres, así que podemos ir a cenar más tarde, ¿te apetece?
·         ¿Quieres decir que podemos estar solos?
Él levantó una ceja.
·         Si no te da miedo...
·         Tienes razón
Rio Angie
·         Será mejor casarnos cuanto antes.
En ese momento, Ariana apareció en el café.
·         ¡Hola, papá!
·         Hola, hija...
Dijo Nicola, sorprendido
·         ¿Cómo sabías que estaba aquí?
·         No lo sabía. Es que he visto tu coche en la puerta. ¿Puedo quedarme en el colegio hasta las siete? Tengo que ayudar con la decoración para el baile.
·         ¿No vas a decirle hola a Angie?
·         Hola, Angie
La saludó Ariana, casi sin mirarla.
·         Hola.
·         ¿Puedo quedarme o no? Andrea y Angélica estarán a punto de volver del colegio y supongo que tú pensabas ir a casa ahora mismo, ¿no?
·         Supones bien
Dijo su padre. A Angie le sorprendió su paciencia. Aunque Ariana estaba siendo grosera a propósito, él no se enfadaba, no le levantaba la voz. Era un padre estupendo, desde luego.
·         Vale, me voy.
·         Por cierto, he ido a buscar tu vestido para el baile. Angie va a coserte el bajo.
·         Muy bien.
·         A las seis en casa, Ariana.
·         Pero papá...
·         A las seis. Ni un minuto más tarde. Y vuelve a casa con alguna amiga, no con Mark.
·         Pero papá...
·         Nada de peros, hija
Ariana se dio la vuelta y salió del café sin despedirse.
·         Lo siento
Se disculpó Nicola.
·         No pasa nada. Sé que me quiere, seguramente tanto como yo a ella
Sonrió Angie
·         ¿Quieres ver el diseño que he elegido para mi vestido de novia o quieres que sea una sorpresa?
·         Quiero ver el vestido, pero seguro que...después, voy a llevarme una sorpresa

Sonrió su príncipe. Que, definitivamente, no era una rana.

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