FELIZ aniversario, feliz aniversario. Feliz
aniversario, feliz, feliz... -estaba cantando Nicola en voz baja. No sabía de
dónde había salido la cancioncilla, pero creía haberla oído en Los
Picapiedro. Mientras cantaba, golpeando el suelo con el pie, comprobó si
los espaguetis estaban en su punto. Después, los escurrió con un colador, echó
un poco de margarina y...voilá, una cena digna de...Digna de un viudo en
el aniversario de su boda, pensó mientras echaba salsa picante sobre los
espaguetis. Nicola tomó la bandeja y se dirigió al salón, donde lo esperaba una
cinta de vídeo.
PARA SER VISTA DOS AÑOS DESPUÉS DE QUE ME HAYA IDO
Decía la etiqueta, con la letra menuda y
ordenada de su difunta esposa. Ally había guardado una caja entera de cintas
«por si acaso». La mayoría eran para sus hijas y cada cinta tenía una etiqueta
con el nombre de una de las niñas y la ocasión en que debía ser vista. La
siguiente era para el dieciséis cumpleaños de Ariana, cuatro meses más tarde. Faltaban dos semanas para el aniversario de la muerte de Ally,
pero Nicola pensó que no importaría si la viera un poco antes.
Al fin y al cabo, aquel día era el aniversario de su boda. Decidido, metió la
cinta en el vídeo y se sentó en su sillón favorito, el que Ally había tapizado con una tela de
cuadros escoceses. Cuando la pantalla
se encendió, no pudo evitar una sonrisa. Se había acostumbrado a la ausencia de Ally,
pero verla en la pantalla lo ponía triste...y alegre a la vez. Allí estaba su
mujer, sentada en aquel mismo sillón. Iba descalza y llevaba pantalones cortos y una
visera para cubrir su cabeza porque, debido a la quimioterapia, había perdido mucho
pelo. Pero estaba preciosa. No parecía una mujer a punto de morir de cáncer, un
cáncer de mama que se había extendido por todo su cuerpo.
·
Hola, Nicola
Dijo, con una sonrisa en los labios.
·
Hola -susurró él.
·
Si estás viendo esta cinta, habrán
pasado dos años
Siguió diciendo Ally, mirándolo como si estuvieran en la misma
habitación
·
Porque te conozco
Sonrió ella, señalándolo con el dedo
·
Y sé que no harías trampa. Nunca
verías esta cinta antes de la fecha prevista.
·
Eso es lo que tú crees
Sonrió Nicola como si fuera un niño pequeño
·
La estoy viendo dos semanas antes,
tonta.
·
Bueno, espero que estés bien. Y
espero que las niñas sean felices.
·
Están estupendas, Ally -murmuró él,
con los ojos clavados en la pantalla.
Era tan guapa, con el pelito rubio y los ojos
azules...Después de las mastectomías pensaban que él no la vería hermosa, pero
no era cierto. La había querido hasta el último momento, hasta el último
aliento. Incluso en aquel instante...
·
La razón
por la que he grabado esta cinta es que...estoy preocupada por ti, Nicola
Continuó Ally:
·
Sé que
cuidarás bien de las niñas porque eres un buen padre. Haces la colada...
·
Y ordeno la
ropa en cestas, con el nombre de cada una.
·
Y seguro
que tienes comida congelada en la nevera con etiquetas y todo
Seguía diciendo ella…Su mujer lo conocía tan
bien...La noche anterior habían comido un estofado de carne que estaba en el
congelador, con la fecha de caducidad. Por supuesto.
·
Seguro que
el garaje está tan organizado como siempre, las alfombras limpias y los cuartos
de las niñas relucientes...incluso el de Ariana, aunque eso sí que es difícil.
Nicola acercó un poco el sillón a la pantalla,
como si así pudiera estar más cerca de su mujer. La echaba tanto de menos...
·
Y seguro
que sigues llevando la ropa a la tintorería cada lunes para recogerla el
miércoles, cuando Andrea sale de su clase de violín.
·
El jueves.
La señora Jargo tuvo que cambiar el día porque ahora va a la peluquería los miércoles.
·
Y seguro
que las niñas hacen los deberes cada noche y siguen sacando buenas notas
Sonrió Ally…A Nicola se le encogió el corazón. Las sonrisas de su
mujer eran un mundo para él. Cuánto la añoraba.
·
Pero...no es por eso por lo que
estoy preocupada. Me preocupas tú, cariño. Sé que vas a la peluquería todas las
semanas, que te haces una limpieza dental cada seis meses, que siempre planchas
tus camisas el domingo por la noche, pero...debes sentirte muy solo, Nicola. Y
seguro que no sabes qué hacer.
Él contuvo el aliento, preguntándose qué iba a decir después.
·
Así que tengo un plan
Le sonrió Ally desde la pantalla
·
Y sé que estarás de acuerdo porque a
ti te gusta mucho tener las cosas bien planeadas.
Nicola se movió en el sillón, nervioso. ¿Un plan? ¿Un plan para
qué?
·
La razón por la que no te he dicho
esto antes...cuando seguía aquí, es porque sabía que no querrías escucharme. Pero han pasado dos años,
cariño y es hora de que sigas adelante con tu vida. Mereces ser feliz, mi amor.
A Nicola no le gustó aquello, pero tenía que
oírlo. Tenía que oír lo que Ally quería decirle.
·
Yo creo que
ya es hora de que empieces a salir con alguna mujer
Dijo su esposa entonces, mirándolo a los ojos
desde la pantalla del televisor.
·
Lo sé, lo
sé...Nunca podrás amar a nadie como me amaste a mí. No quieres salir con nadie
más y no necesitas a nadie...Pues deja que te diga una cosa, Nicola. Todos
necesitamos a alguien. Y si fuera al revés, si fuera yo quien estuviera escuchando
esto en el sillón, tampoco me gustaría oírlo
Siguió Ally:
·
Pero
tendrías razón.
Nicola se quedó mirando la pantalla, atónito.
Jamás habría esperado aquello. ¿Ally quería que saliera con otras mujeres? No
podía creerlo, no podía creer que hubiera dejado una cinta diciendo tal
barbaridad. Pero así era Ally, desde luego. Su difunta esposa siempre lo
planeaba todo, como él.
·
Sé que es duro para ti
Siguió
ella:
·
Pero tienes que darte una
oportunidad.
·
¿Salir con alguien?, ¿Con quién?, ¿Quién
querría a un hombre que vive de un
salario de director de colegio y tiene tres hijas que cuidar?
·
Lo sé, lo
sé
Dijo Ally casi simultáneamente:
·
¿Quién
saldría con un profesor viudo con tres hijas?
·
Director de
colegio
La corrigió él, orgulloso por su nuevo puesto
adquirido.
·
Conseguí el
puesto el año pasado, cuando George se marchó a Maine.
·
Así que lo
he pensado muy bien...
Siguió diciendo su mujer
·
Sé que
pensarás que nadie quiere salir contigo y que no sabrías de qué hablar si
salieras con una desconocida. Eso también lo tengo planeado.
·
¿Ah, sí?
Ally estiró las piernas y se inclinó hacia la
cámara.
·
Angie…Quiero
que salgas con Angie. Yo creo que no será difícil que te enamores de ella
Añadió, con una sonrisa amarga y dulce a la
vez.
·
Quiero que
te cases con Angie, Nicola.
Él tomó el mando del vídeo, pensando que había oído mal. ¿Angie?
¿Ally quería que se casara con Angie? ¿Había dicho casarse? Nervioso, pulsó el
botón de rebobinado.
·
Angie. Quiero que salgas con Angie...Yo
creo que no será difícil que te enamores de ella. Quiero que te cases con Angie,
Nicola.
Nicola iba a rebobinar la cinta de nuevo cuando oyó la puerta de
la calle.
·
¡Papá!
Lo llamó Angelica, la pequeña.
·
¿Dónde estás, papá?
Oyó entonces la voz de Andrea…Él se levantó, agitado.
·
Estoy aquí.
·
¡Papá!
Exclamó Angélica, de cinco años, echándose en sus brazos
·
Angie me ha comprado vendas. Para
vendar a todos mis muñecos de peluche.
Nicola abrazó a su hija, que olía a chocolate y a champú de bebé. Angélica
quería ser veterinaria de mayor y siempre estaba curando pacientes humanos y de
peluche, a los que vendaba de arriba abajo. Su hija mayor, Ariana, decía que
daba miedo entrar en su habitación y ver a todos los muñecos vendados como
momias.
·
A mí me ha regalado unos calcetines
que pegan con el uniforme
Sonrió Andrea, de once años, dejando una bolsa sobre la mesa de la
cocina.
·
Hola, papá
Lo saludó Ariana.
·
Hola, cariño.
·
Hola, Nicola
Lo saludó Angie...Angie…La había visto un millón de veces. Eran
amigos desde la universidad. Angie fue quien le presentó a Ally...Y, de
repente, no podía apartar los ojos de ella. Angie no se parecía nada a su
difunta esposa. Era alta, castaña, con el pelo largo. No era gorda, pero
tampoco delgada. Voluptuosa más bien. Tenía caderas, pechos...Ally siempre fue
muy delgadita, incluso después de tener a las niñas. Los ojos de Angie eran marrones
claros con puntitos dorados. Tenía unos labios...generosos, voluptuosos, como
los de las modelos.
·
Hola
La saludó, poniéndose colorado.
·
Siento llegar tan tarde, pero Andrea
necesitaba unos calcetines, Angélica vendas... y en fin, que hemos ido de
tiendas.
·
Ha sido culpa mía, papá
Se disculpó Ariana, dándole un beso en la mejilla
·
Es que quería comprar el nuevo CD
de Red Hot Chili Peppers y no lo encontrábamos por ninguna parte. Bueno, me voy
a hacer los deberes. Buenas noches, papá. Buenas noches, Angie. Y gracias.
·
De nada, Ariana.
·
Yo ya he hecho los deberes
Les informó Andrea
·
Buenas noches, Angie. Vamos, Angélica,
si quieres que papá te lea un capítulo de Harry Potter, tienes que meterte en
la cama ahora mismo.
·
Harry
Potter
Sonrió Angélica, tomando un oso de peluche
vendado hasta las orejas
·
Voy a casarme
con él.
·
No puedes
casarte con él, boba. Es un personaje inventado
Iba diciendo Andrea por el pasillo.
·
¡No es
inventado!
Cuando se quedaron solos en la cocina, Nicola
miró a Angie, que estaba guardando cosas en la nevera.
·
He comprado
leche porque Ariana me dijo que casi no teníais.
Bajo la gabardina llevaba un jersey negro de
cuello vuelto y una falda de cuadros. El pelo, sujeto con una coleta de la que
escapaban algunos rizos...que, absurdamente, lo dejaron fascinado.
·
¿Te
encuentras bien?
·
Sí, claro
-murmuró Nicola, mirando al suelo.
·
¿Seguro? Sé
que...bueno, que es tu aniversario de boda. Por eso pensé que sería buena idea irme
con las niñas de compras.
·
Gracias
-sonrió él, acompañándola a la puerta.
¿Salir con Angie? Ally quería que saliera con Angie.
Que se casara con ella.
·
Si no
necesitas nada más, hasta mañana.
·
No.
Ella se volvió, sorprendida.
·
¿Cómo?
·
No, que no necesito nada más. Hasta
mañana
Se despidió Nicola, nervioso.
·
Buenas noches -sonrió Angie.
·
Buenas noches.
Cuando se quedó solo, dejó escapar un suspiro. Era absurdo... ¿Por
qué, de repente, Angie lo ponía nervioso?...Sonriendo para sí mismo, apagó la
luz del pasillo y subió para darle las buenas noches a sus hijas. Después de
leerle a Angélica un nuevo capítulo de la serie de Harry Potter entró en el cuarto
de Andrea, que estaba dormida y le dio un beso en la frente.
·
Buenas noches, Ariana -murmuró,
asomando la cabeza en el cuarto de la mayor.
·
Buenas noches, papá.
Una vez de vuelta en el salón, Nicola miró la pantalla oscura del
televisor y su cena, que se había quedado helada. ¿Ally quería que se casara
con Angie? Era ridículo. Más que ridículo, absurdo. ¿O no?...Nicola se sentía
solo. No le gustaba admitirlo, pero era cierto. Se sentía solo y echaba de menos
a su mujer. Había pensado que el trabajo y las niñas serían suficientes para
llenar su vida, pero no era cierto. Lo había sabido durante meses. Le faltaba
algo. Alguien. Estaba mirando la pantalla oscura del televisor cuando oyó pasos
en la escalera.
·
¿Papá? -lo llamó Ariana.
·
Estoy aquí.
Ariana se parecía mucho a su madre, con el pelo rubio y los ojos
iguales a su madre que brillaban como joyas cuando se reía.
·
¿Otra vez a oscuras?
·
Ya ves...
·
¿Estás pensando en mamá?
·
Sí, hija.
·
Yo también he pensado en ella. Hoy
era vuestro aniversario.
A Nicola le emocionó que su hija lo recordara.
·
La echo de menos -murmuró.
Pero ya no le dolía tanto como un año antes. Era cierto, el tiempo
borra el dolor. Y lo que le quedaba eran recuerdos felices.
·
Yo también…Pero han pasado dos
años, papá. A lo mejor deberías empezar a encender luces.
Sorprendido, Nicola se levantó y fue a la cocina. Su hija lo
siguió.
·
Me gusta la oscuridad.
·
Vale, lo que tú digas.
Ariana se apoyó en la puerta de la cocina y Nicola se preguntó qué
les pasaba a los adolescentes. Su hija
nunca entraba en ningún sitio, siempre se quedaba en el umbral, como si
estuviera preparando la huida. ¿Qué haría cuando Andrea empezase a hacer lo
mismo? ¿Compartiría sitio con su hermana o tendría que poner dos puertas en cada
habitación?...Sonriendo, Nicola abrió la nevera y sacó el cartón de leche que Angie
había comprado. Tendría que pagárselo todo al día siguiente. Angie hacía aquello
desde que Ally se puso enferma. De vez en cuando, se llevaba a las niñas al
cine, de compras...Y a sus hijas le encantaba. Incluso la llamaban tía Angie.
·
Papá, lo
digo en serio...
·
Vale, vale
-murmuró él, sirviéndose un vaso de leche.
Todo era demasiado raro aquella noche. La
mayoría de los padres darían cualquier cosa por conocer la opinión de sus hijos
adolescentes, pero algo le decía que no estaba preparado para aquella
conversación.
·
Yo creo que
deberías empezar a salir con alguien.
Nicola se quedó tan helado que siguió echando
leche cuando el vaso estaba lleno.
·
¡Papá!
·
Ah, no me daba cuenta... ¿Qué
estabas diciendo, hija?
·
Que debes salir con alguna chica.
·
¿Yo? -rio él, nervioso.
·
¿Por qué no? Sigues siendo
atractivo...más o menos.
·
Vaya, gracias.
·
Ya sabes lo que quiero decir.
·
Ariana, mírame. Soy un simple
director de colegio y tengo tres hijas. ¿Quién querría salir conmigo?
Ella se encogió de hombros.
·
¿Qué tal Angie?
Nicola, que estaba tornando un sorbo de leche, se atragantó.
·
¿Estás bien, papá?
Él intentó llevar aire a sus pulmones. Todo aquello era demasiado
raro.
·
Sí, sí... estoy bien.
·
Ten cuidado -rio su hija.
No podía creerlo. ¿Qué era aquello, una conspiración entre Ally y Ariana?
No podía ser, pero...
·
Bueno, me voy a la cama
Dijo ella entonces, interrumpiendo sus pensamientos.
·
Mañana tengo un examen de geometría
a primera hora.
·
¿Has estudiado?
·
Sí, papá. Buenas noches.
·
Buenas noches, cariño.
Nicola terminó su vaso de leche y lo metió en el lavaplatos.
Después, lo puso en marcha como hacía cada noche y se dirigió a la escalera.
Pero entonces recordó que había dejado la cinta de Ally en el vídeo y volvió al
salón. No quería que la vieran las niñas. Inquieto, decidió poner el vídeo de
nuevo. La cinta terminaba poco después de sugerir que debía casarse. Ally decía
que lo quería mucho y que no podría haber elegido mejor persona para quererlo y
querer a las niñas que Angie Arizaga. Nicola subió a su habitación, se lavó los
dientes, dobló su ropa y se metió en la cama. Y, por primera vez en su vida, se
quedó dormido pensando en Angie.
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