La luz volvió al lugar, iluminando el departamento y el
sector en el cual él estaba parado. Era un sueño, ella estaba segura de eso.
Estaba realmente empapado, con un pequeño bolso en la mano. Estaba vestido de
una manera diferente a la que ella estaba acostumbrado verlo. Llevaba una
camiseta blanca, que a causa de la lluvia se le
pegaba al cuerpo, unos pantalones color crema y unas zapatillas de lona negras.
Era un Nicola muy despreocupado, vestido de aquella forma. Respiraba como si
hubiese estado corriendo mucho.
—Perdón —fue lo primero que los labios
masculinos soltaron.
Ella sonrió emocionada y luego se mordió el
labio inferior para tirarse sobre él y plantar su boca en la suya. Nicola la abrazó con fuerza
contra él, SINTIÉNDOSE COMPLETAMENTE DICHOSO DE SER AMADO por Angie. Le
respondió el beso desesperadamente. La había extrañado demasiado. Angie soltó
su boca solo para besarle el resto de la cara. Él río por lo bajo y luego ella
lo abrazó, escondiendo el rostro en su cuello.
— ¿No es un sueño, verdad? —le preguntó.
—No, princesa —susurró él mientras le
acariciaba la espalda —No es un sueño. Vine a buscarte…No podía seguir viviendo
sin ti…
Ella se alejó un poco para mirarlo a los ojos.
Debería simplemente arrojarle algo por la cabeza y decirle que no lo
necesitaba. Pero… ¡No podía! No podía hacerlo. Porque aquello sería
completamente mentira. Claro que lo necesitaba…por Dios, lo necesitaba tanto.
—Ay, salvaje, te necesito tanto…
—Ya estoy aquí, mi amor —Sonrió levemente y
acarició su rostro —Perdóname, por haber sido tan imbécil, Angie.
—Ya está, ya no me pidas más perdón…Ya estás
aquí. Eso es todo lo que necesito, mi amor, mi vida. —lo besó de nuevo en los
labios.
Y aquel suave beso pasó a ser demandante y
desesperado. Ambos sabían lo que necesitaban. En ese momento no podían
detenerse y ponerse a hablar de todo lo que había pasado. Necesitaban sentirse,
acercarse por demás, ser uno…Angie acercó a Nicola un poco más a ella,
incitándolo a entrar del todo al departamento. El castaño dio los primeros
pasos, pero entonces recordó que su bolso estaba afuera. Maldita sea, realmente
necesitaban controlarse un poco. Soltó los labios femeninos.
—Mi amor, mis cosas. —susurró agitado.
Angie lo soltó al instante y río algo nerviosa.
Simplemente se estaba comportando como una desesperada. Él estaba empapado y
seguramente cansado por el largo viaje. Era una pervertida. Nicola tomó su bolso y entró
al departamento de Angie. Ella cerró la puerta y soltó un suspiro cuando se
giró a verlo. Todavía no podía creer que él estuviera allí.
— ¿Quieres darte un baño? —le preguntó.
Nicola estaba mirando atentamente a su
alrededor. Aquel lugar era agradable. Él volvió la mirada a ella…
— ¿Qué tipo de baño? —quiso saber.
Ella sonrió.
—Un baño…Para poder ponerte cómodo y sacarte
esa ropa mojada.
— ¿Lo tomare solo?
Angie sintió cosquillas en su vientre y en su
mente se filtró la imagen de él y ella en la ducha. Sería grandioso. Aunque
ella ya se había bañado. Pero al demonio, no iba a gastarse por un poco más de
agua.
— ¿Te gustaría que te acompañe? —le preguntó.
—Estoy loco por ello.
Angie sonrió pícaramente y lo tomó de la mano
para conducirlo hacia el pequeño baño que aun retenía algo de vapor en su
interior. Encendió la luz y giró rápidamente para encontrarse con la boca de su
salvaje. Nicola
vagó sus manos sobre el cuerpo de ella mientras sus lenguas se encontraban en
un caliente baile. Le quitó la pequeña bata. Aquel pequeño camisón que llevaba
puesto comenzaba a estorbarlo de una manera increíble. Angie fue un poco más
rápida, soltó sus labios para poder quitarle la camiseta mojada y tirarla al
suelo. Él copió su acción y se deshizo de su camisón. Angie soltó una pequeña
risita y se escapó de sus brazos para entrar a la ducha y prender el agua.
Desesperadamente Nicola terminó de quitarse el resto de sus ropas y entró
detrás de ella. Intentó abrazarla de nuevo, pero Angie se hizo a un lado
dejando que el agua cayera sobre él.
—Primero la ducha —dijo ella
Entonces tomó la esponja y la llenó de jabón
para después comenzar a pasarla sobre el pecho de él. Levantó la mirada para
encontrarse con sus celestes ojos llenos de amor y deseo. Antes de que se
derritiera por él lo hizo girar para poder pasar la esponja por aquella majestuosa
espalda.
— ¿Cómo llegaste hasta aquí?
—Charlie me fue a buscar al aeropuerto —le contó él sobre su
hombro.
— ¿Por qué decidiste venir? —quiso saber.
—Porque era infeliz sin ti, Angie —dijo él
Entonces giró, quitándole la esponja de la mano
y mirándola como jamás ningún hombre la había mirado.
– Porque cuando tenía 13 años no podía ir
detrás de ti, no sabía lo que realmente era el amor. Pero ahora si pude, tardé
un poquito, pero pude. No iba a perderte de nuevo…
Ella sonrió con lágrimas en los ojos y él la
tomó de la nuca para acercarla a sus labios y besarla dulcemente. Angie gimió
suavemente ante la sensación de tener de nuevo su cuerpo pegado al suyo. La
colocó con cuidado contra la pared de la ducha…Ella enterró los dedos en sus
finos cabellos acercándolo más a ella. Nicola estaba desesperado por tocarla,
por hacerla reaccionar, por escuchar como susurraba su nombre con aquella
encantadora nota de placer. Bajó sus besos hasta encontrar el lugar dónde latía
desencadenada mente su pulso.
—Te amo, salvaje —susurró ella en su oreja —Te
he amado toda mi vida…
Ella se agarró con fuerza de sus hombros y
soltó un alto gemido cuando él entró en ella de manera imprevista, llenándola
completamente. ERA EL PARAÍSO. Nicola gruñó por
el sentimiento de estar dentro de ella otra vez. Cada parte de su ser gritaba
aliviado. Estaba en dónde tenía que estar. Alzó la vista para encontrarse con
aquellos hermosos ojos mirándolo necesitadamente. El agua caliente de la ducha
caía sobre ambos, mezclándose con sus gemidos y la leve transpiración que
bañaba a ambos. Y el lugar al que ambos querían llegar los envolvió. Angie
enterró las uñas en sus brazos mientras gritaba su nombre y se envía a si misma
contra él una y otra vez. Nicola se le unió, mirándola siempre a los ojos, para
dejarle ver cuánto amor le tenía. Cuando todo se calmó, ella lo abrazó con
fuerza, escondiendo el rostro contra su pecho. Depositó un suave besó sobre el
lado dónde latía su corazón. Nicola le alzó el rostro y besó cortamente sus
labios.
—Te amo, princesa, te amo.
—También yo a ti, príncipe —le besó y
decidieron terminar con aquella ducha.
Terminaron y se secaron con dos grandes toallas
blancas. Angie volvió a ponerse su camisón mientras que Nicola solo sacó un pantalón
de dormir de su bolso. Apagaron las luces del departamento y Angie lo llevó
hasta la habitación. Se dejaron caer en la cama y ella se acurrucó como un
animalito contra él. Afuera seguía lloviendo, pero ella ya estaba completamente
tranquila, no estaba sola. Nicola comenzó a acariciar su cabello y cerró los
ojos, sintiéndose completamente en paz. Había sido la mejor decisión de su vida
venir por ella, claro que sí.
—Nicola —lo llamó.
— ¿Qué, mi amor? —preguntó en un susurró.
Ella se acomodó mejor contra su pecho y alzó la
cara para poder mirarlo. Sonrió al verlo con los ojos cerrados.
— ¿Vas a quedarte conmigo?
Él abrió los ojos y la miró. Su corazón
palpitó…Era como tener un caballo salvaje latiendo en su tórax. Ella lo hacía
sentir así, SALVAJE, LIBRE, COMPLETAMENTE AJENO AL MUNDO QUE
LOS RODEABA. Iría con ella hasta el fin del mundo si era necesario.
—Iré a dónde tu vayas, mi amor. —le dijo.
Ella suspiró aliviada y lo besó antes de volver
a acomodarse para dormir.
—Mañana voy a llevarte a conocer toda la ciudad.
—le aseguró.
—Eso me asusta…Por lo poco que vi mientras
venía en ese auto amarillo, horrible color para un auto, parece una jungla de
cemento.
—Lo es —asintió divertida —Pero sé que va a
gustarte. Pero, mi amor, volveremos al campo o iremos a otro, no lo sé, pero sé
que estaremos bien.
—Yo también sé eso, mi vida —suspiró. —Hasta
mañana, enana de mi corazón.
—Hasta mañana, príncipe salvaje de mis sueños.
Cerraron los ojos y durmieron con una leve
sonrisa en el rostro. Un nuevo comienzo los esperaba.
FIN
Hermosa me encantan todas tus novela 💖💖💖🙌🙌
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