Nicola dio un salto en la camilla.
— ¡Mujer! —Protestó — ¿Que ha sido de las manos
sanadoras? Si tu madre diera masajes como tú, mi padre habría salido corriendo.
—Mi madre da otro tipo de masaje —replicó Angie
—Yo no estoy intentando relajarte, estoy intentando que puedas volver a
moverte.
—Anoche me moví mucho, ¿no?
—De eso nada. Te quedaste tumbado mientras yo
hacía todo el trabajo.
—Cierto —suspiró Nicola — ¿Crees que podríamos
hacerlo otra vez? En la clínica no queda nadie.
—Cállate de una vez, pesado.
Nicola sonrió. Solo llevaba una semana fuera del hospital y sabía que Angie
estaba haciendo todo lo posible por ayudarlo.
—Hablando de la clínica, la propietaria vuelve
dentro de unas semanas y yo no quiero seguir aquí. Pero me temo que tendremos
que encontrar otro apartamento, porque el mío viene con el puesto. Lo siento.
— ¿Qué tal si nos vamos a vivir a Sidney?
Podríamos quedarnos en la casa de mis padres hasta que la venda.
— ¿Sigues decidido a venderla? Es una casa preciosa.
—Sí, pero yo quiero que tengamos algo que sea
solo nuestro. Una casa que diseñemos y decoremos juntos.
—Eso sería maravilloso.
—Pues entonces ya está.
— ¿En serio? —sonrió Angie
—Claro que sí, Yo puedo trabajar en cualquier
parte, no tengo que hacerlo en Sidney. Antes de la boda podríamos comprar un
terreno cerca del lago...
— ¡Me encanta el lago!
—Genial. Yo tardaría poco en hacer los planos y
pueden construirla mientras estamos de luna de miel. ¿No dijiste que me querías
todo para ti?
— ¿Cuánto va a durar nuestra luna de miel?
— ¿Seis meses te parece bien?
—Muy bien —rio Angie, besándolo en la pierna.
—Estupendo. Así podré enseñarte Nueva York y
París...
— ¿De verdad?
—Nueva York te va a encantar. Y París. Ah y
Tahití. Podemos empezar la luna de miel en Tahití. Sin movernos más que para
bajar a la playa y hacer el amor.
—Suena como un sueño —murmuró ella —Demasiado
bonito para ser verdad.
Nicola la miró a los ojos.
—Nada es demasiado bonito para ti, mi amor.
—Si me dices esas cosas, conseguirás lo que
quieras de mí.
Él levantó una ceja.
— ¿Conseguiría un cambio en la técnica de
masaje?
— ¿En qué estás pensando?
Nicola tomó sus manos y las puso sobre...lo que
estaba pensando.
—Despacito —murmuró cuando ella empezó a
moverlas.
— ¿Así te gusta?
—Mmmm...
— ¿Y así?
Nicola dejó escapar un gemido y Angie se volvió
para tomar una botella de aceite aromático.
—Puede que necesitemos esto, ¿qué te parece?
Él estaba en el cielo. Siempre estaba en el
cielo con su amor.
—Hazme lo que quieras —suspiró, rindiéndose.
—Lo haré no te preocupes —sonrió Angie —Haré
todo lo que quiera contigo.
Nicola cerró los ojos y gozó mientras LA
MUJER QUE AMABA hacía todo lo que quería con él.
** FIN **
Estuvo hermosa tu novela la ame
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